miércoles, 10 de septiembre de 2025

Los Quintos de Hogaño

Hay que retroceder en el tiempo varios años para entender y explicar la profundidad que tenía el hecho de ser quinto en Tornavacas. En la actualidad prácticamente se ha desvirtuado tanto esta tradición que además de estar casi olvidada, ha perdido casi todo su encanto, y mira que tenía. Para los mozos del pueblo representaba un verdadero orgullo e ilusión el hecho de ser quintos. La desaparición del servicio militar obligatorio ha sido quizás una de las causas que ha provocado que esta tradición se haya ido modificando, olvidando y perdiendo a lo largo de los años.

Tornavacas, macho cabrío engalanado
Tornavacas, macho cabrío con albahacas

Servicio Militar en Ceuta 10 de Julio de 1952
Servicio Militar, Ceuta 10 de Julio de 1952

Tornavacas, Martín Sevilla Lucas
Tornavacas, Martín Sevilla Lucas - 1931 aprox.

Tornavacas, quintos en 1960 o 1961
Tornavacas, quintos en 1960 - 1961

Tornavacas, quintos con el macho
Tornavacas, quintos con el macho

Entrar en quinta era sinónimo de madurez para los mozos. Llegar a la mayoría de edad representaba en muchas ocasiones salir por primera vez de casa, es decir, del cobijo de los padres. Dado que aguardaba un periodo largo y obligatorio de a veces hasta tres años de servicio militar, esta tradición se celebraba con mucho fervor y entusiasmo por los antiguos mozos del pueblo. El pase de la gorra de la quinta anterior a la siguiente suponía el punto de partida de ese año tan marcado y especial. Ese traspaso se realizaba el día de la víspera de la Virgen de agosto, y se hacía un ponche que siempre pagaba la quinta entrante y se bebía y disfrutaba entre las dos quintas por igual. La amistad siempre estaba entremezclada entre personas de distintas quintas, por lo que la fiesta se disfrutaba en común. Durante algunos años también se celebró en Tornavacas un partido de fútbol entre las dos quintas, la saliente y la entrante, con una sana rivalidad en la que el resultado era lo menos importante, pues eran días de fiesta y armonía para todos.

Tornavacas, amigos paseando el macho
Tornavacas, amigos paseando el macho - 1975 aprox.

Tornavacas, amigos paseando el macho
Tornavacas, quintos paseando el macho 1979

Tornavacas, amigos paseando el macho
Tornavacas, amigos paseando el macho, peso:136 kg -1983

Tornavacas, quintos paseando el macho
Tornavacas, quintos paseando el macho - 1988

Tornavacas, quintos paseando el macho
Tornavacas, quintos paseando el macho - 1981

Tornavacas, quintos paseando el macho
Tornavacas, quintos paseando el macho - 1984

A partir de ahí, la quinta entrante del año era la protagonista en todas las fiestas del pueblo. Sobre todo en las del Cristo del Perdón en septiembre, algo que cada quinta ha vivido y disfrutado con gran pasión. Cuando el dinero lo permitía normalmente se hacían camisetas para todos los quintos con algún dibujo estampado y con la fecha del año en que se era quinto, además de alguna frase o reseña particular . Ese hecho de ser ya quinto otorgaba a los miembros de la quinta la autoridad moral para “cobrar el piso” a cualquier forastero que osara pedir salir a alguna moza del pueblo. Se acordaba un importe que el forastero tenía que entregar a los quintos del año, para poder salir con la muchacha en cuestión. Si se negaba a hacerlo, normalmente había discusiones y peleas que no siempre acababan bien.
Durante los carnavales se corrían los gallos, es decir, se atravesaba una soga en un camino de la cual se colgaban varios gallos boca abajo, y los quintos montados en caballos y al galope intentaban arrancar la cabeza del animal, como símbolo de virilidad. Esta costumbre hace muchos años que no se practica, debido al maltrato que sufrían los pobres gallos. También en las fiestas del carnaval todos los quintos revestidos y disfrazados con cualquier prenda o trapo salían por las calles del pueblo a pedir chorizos y huevos, los cuales transportaban en banastas encima de una burra. Todos estos manjares se degustaban en la peña o broma, con distintos amigos que también se unían al convite. A la comitiva carnavalesca la acompañaba siempre un buen ponche de vino de pitarra, además de algún transeúnte que siempre se unía a la fiesta. Mientras se iba pidiendo por la calle se cantaban rondeñas acordes a las fechas.

Tornavacas, nevado década 1970
Tornavacas nevado inicio década 1970


Tornavacas, quintos pidiendo huevos 1990
Tornavacas, quintos pidiendo huevos y chorizos - 1990 - 1991


“Ya vienen los carnavales 
La feria de las mujeres 
Y a la que no salga novio 
Que espere al año que viene” 


 “Qué es aquello que reluce
En lo alto los Sillares
Un nevazo que ha caído
Víspera los Carnavales

Tornavacas, quintos de ronda
Tornavacas, quintos paseando el macho - 1980 aprox.

Tornavacas, quintos de ronda
Tornavacas, quintos de ronda por la calle - 1984

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con el macho - 1982

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con dos machos - 1985

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con el macho - 1986 - 1987 aprox.

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con el macho - 1985

Durante las fiestas del Cristo del Perdón en septiembre también se hacía la broma o peña. En la casa de alguno de los quintos o en alguna cochera alquilada para la ocasión se preparaba todo para pasar las fiestas patronales disfrutando de la algarabía y el jolgorio juvenil. Se buscaba entre las mujeres del pueblo una cocinera para que hiciera los distintos guisos para todos los quintos y arrimados. La caldereta de carne a la lumbre o en el butano estaba asegurada, además del picadillo hecho con carne de cabra cruda cortada en trozos muy fina y salpimentada y aderezada además con dos o tres guindillas. Siendo esta una comida muy típica durante las fiestas del Cristo del Perdón años atrás. A veces se compraba una cabra machorra a cualquiera de los cabreros del pueblo, se la mataba la víspera del Cristo y se iba comiendo a lo largo de las fiestas. El macho cabrío engalanado con cintas y globos que se paseaba por las calles del pueblo el segundo día de las fiestas, igualmente se sacrificaba, una vez terminada la ronda y se consumía durante el resto de los días de fiesta. Algunas quintas compraban incluso un choto o un novillo que además de soltar en la plaza Nueva para torearlo, se sacrificaba igualmente en el antiguo matadero de Tornavacas y se consumía a lo largo de las fiestas y ferias de san Mateo. La cocinera contratada al efecto se encargaba de realizar distintos guisos para ir degustando la carne. Eran días de fiesta y armonía que se vivían a pleno rendimiento. Con una ilusión y una felicidad que se contagiaba entre las distintas peñas que había en Tornavacas, y por entonces eran muchas. Los foráneos de otros pueblos cercanos que se acercaban a disfrutar de las fiestas del Cristo igualmente se integraban en cada una de las peñas y disfrutaban de las distintas viandas que se les ofrecían. Si algo caracteriza a Tornavacas es su hospitalidad y buena acogida a todo el que lo visita, y más aún si es en días festivos.
Antiguamente los propios quintos subían andando a los majales que había en la sierra en dónde estaban los cabreros para comprarles algún macho y pasearle durante las fiestas del Cristo y después comérselo. A la Corrombla de los quintos también se invitaba a las mujeres quintas de ese año, para que comieran juntos y disfrutaran igualmente de las fiestas. En general las mujeres siempre tenían una posición más pasiva durante las fiestas, pero se apuntaban y colaboraban en todo lo que fuera necesario. Durante la ronda con el macho por la calle se iban cantando rondeñas acompañadas de una guitarra española que se compraba específicamente para la ocasión, una botella y un almirez. Las rondeñas estaban enfocadas a diversos temas, siendo el servicio militar uno de los más recurrentes .El hecho de tener que irse fuera del pueblo durante tanto tiempo a cumplir con el servicio militar y dejar aquí a la familia y en muchos casos a la novia, se reflejaba en dichos cantares:

 “Aunque me lleven a Ceuta
A Melilla o a Larache
Ni han podido ni podrán,
De mi querer apartarte”


“Vele allí viene mi barco
Que le conozco en la vela
Y en el palomar me trae
Recuerdos de mi morena”


“Los quintos ya se los llevan
Los quintos somos nosotros
Y por eso las mocitas
Tienen los ojos llorosos”

Tornavacas, amigos de ronda con el macho
Tornavacas, amigos de ronda con el macho - 1983

Tornavacas, quintos en la plaza nueva
Tornavacas, quintos en la plaza Nueva - 1986 - 1987 aprox.

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con el macho - 1993

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos de ronda con el macho - 2009

Tornavacas, quintos de ronda con el macho
Tornavacas, quintos en la plaza Nueva - 2008

En la actualidad apenas quedan resquicios de todo esto. Lo que durante muchos años fue una bonita tradición en las fiestas de Tornavacas y parte de la esencia del pueblo, va quedando en el recuerdo de los más mayores y prácticamente en el olvido de la población más joven. La desaparición de la mili y el descenso demográfico, junto con la ausencia por completo de ganado en el pueblo ha ido modelando el carácter y la esencia de las fiestas en Tornavacas. El cambio en las aspiraciones de los jóvenes actuales fruto de tener una formación más amplia y extensa también ha provocado que poco a poco haya ido cambiando el concepto y la manera de interpretar la forma de festejarlo. Los distintos ciclos que se van produciendo en la sociedad modelan y ajustan las costumbres de los pueblos sin apenas darnos cuenta. El cambio social actual en el que estamos inmersos está provocando que muchas tradiciones y costumbres pasen a un segundo plano, y vayan desapareciendo del patrimonio tornavaqueño. Al menos, sirva este pequeño trabajo, para mantenerlo vivo en el recuerdo.

martes, 12 de agosto de 2025

El lobo en Tornavacas

Con motivo de las actividades culturales que se realizan en Tornavacas todos los veranos, en esta ocasión el pasado martes día 5 de agosto ha tenido lugar en la plaza del ayuntamiento de Tornavacas una charla coloquio sobre el lobo ibérico (canis lupus signatus). Entre algunos de los asuntos tratados se han mostrado sus antecedentes e historia en el pueblo. Apuntes históricos de su presencia en Tornavacas y en el entorno, junto a osos y otras alimañas. Situación actual con la vuelta de este extraordinario animal a la sierra de Tornavacas y cómo será la convivencia con el hombre en un futuro más próximo. También se han mostrado distintas artimañas como cepos y carlancas que el hombre del siglo XX utilizó para la defensa del ganado y lograr su completo exterminio. Haciendo referencia igualmente a la estricnina, un poderoso veneno que fue utilizado para exterminar al lobo de Tornavacas, algo sin duda catastrófico, que esperemos no se vuelva a repetir.

Tornavacas
Vista de Tornavacas desde la barrera la Fuente


Tornavacas, mastín al cuidado de las ovejas
Tornavacas, mastín al cuidado de las ovejas


Tornavacas, mastín al cuidado de las ovejas
Tornavacas, mastín al cuidado de las ovejas


Tornavacas, mastín al cuidado de la finca
Tornavacas, mastín al cuidado de la finca


Tornavacas, carlanca para perro mastín
Tornavacas, carlanca para perro mastín


Tornavacas, yeguas pastando en la sierra
Tornavacas, yeguas pastando en la Garganta de San Martín


Tornavacas, vacas pastando en la Angostura
Tornavacas, vacas pastando en la Angostura


Tornavacas, vacas pastando en el Tejaíllo
Tornavacas, vacas pastando en el Tejaíllo


Tornavacas, cabras en la Serrá
Tornavacas, cabras en la Serrá recogidas en el corral


Tornavacas, chozo y corral para ovejas en Asperones
Tornavacas, chozo y corral para ovejas en Asperones


Tornavacas, cabras monteses en la sierra
Tornavacas, cabras monteses en Castifrío


Tornavacas, ciervas en la sierra
Tornavacas, ciervas en la sierra


Tornavacas, jabalí en la sierra
Tornavacas, jabalí en la sierra


Tornavacas, cabra montés enferma
Tornavacas, cabra montés enferma


Tornavacas, restos de ciervo comido por los lobos
Tornavacas, cría de ciervo comida por los lobos


Tornavacas, cráneo de macho montés
Tornavacas, hueso del cráneo de un macho montés


Tornavacas, cuerno de macho montés
Tornavacas, cuerno de macho montés


Tornavacas, restos de jabalí comido por los lobos
Tornavacas, restos de jabalí comido por los lobos


Tornavacas, restos de corzo comido por los lobos
Tornavacas, restos de corzo comido por los lobos


Tornavacas, restos de macho montés comido por los lobos
Tornavacas, restos de macho montés comido por los lobos


Tornavacas, posibles excrementos de lobo ibérico
Tornavacas, posibles excrementos de lobo ibérico


Dentro de la evolución normal en un ecosistema, el lobo ha vuelto a Tornavacas a ocupar su lugar en el mismo, la cúspide de la pirámide. Aunque pueda parecer contraproducente no es más que la regulación de la cadena trófica, si no hay depredadores naturales, se produce superpoblación de las especies con el perjuicio para la naturaleza que ello conlleva. No es para nada extraño que el aumento del monte y de las especies que en él habitan, haya facilitado la vuelta del lobo a Tornavacas. Era cuestión de tiempo.

viernes, 4 de abril de 2025

La Caraba


Tornavacas, tronco de madera y poyo de piedra
Tornavacas, tronco de madera y poyo de piedra

¿Dónde vas?
Voy a echar la caraba con el Pedro allí al collao Roble Solo, ya he dado el careo a las cabras hacia los Collaones y ahí están bien, si alguna golosa como la Guapa, o la Gitana se desmanda de la piara, no te preocupes que la Cani es muy buena carea y enseguida la recoge. De todas maneras no estaremos mucho rato, viene oscuro del lado de la Vera, veremos a ver si no viene alguna fusquía. Además, hay dos que están a boca parir, y tengo que estar al cuidado que no se los coman los guarros o las zorras. Si no paren hoy, de esta noche no pasan.

Tornavacas, cabras veratas sesteando en la sierra
Tornavacas, cabras veratas sesteando en la sierra

Además de las interminables jornadas de trabajo, los cabreros en la sierra de Tornavacas, se permitían alguna actividad de ocio, como era echar la caraba con el resto de cabreros que pastaban en la misma finca o en las colindantes y cercanas. Esta forma de socializar les relajaba del quehacer diario y entre ellos se ponían al día de los distintos asuntos que sucedían, tanto a otros cabreros, como al resto de las gentes del pueblo. Aunque por entonces la sierra estaba llena de vaqueros, pastores y cabreros, pues había muchas cabezas de ganado que pastaban en la sierra de Tornavacas, y eso les permitía charlar unos con otros y socializar. Prácticamente todos los majales estaban ocupados, por lo que había muchas personas viviendo en la sierra por aquel entonces. La soledad de la montaña empujaba a los cabreros a echar una caraba con algún otro que pastaba en las dehesas cercanas o en otros majales de esa misma finca. Una vez dado el careo a la piara o cuando después de haber saciado el hambre las cabras se tumbaban o ya estaban tranquilas, los cabreros se juntaban para charlar un rato. Cruzar un cerro en un momento, atravesar un hoyo, o cruzar la linde no era sacrificio alguno comparado con la satisfacción de conversar e intercambiar opiniones con los demás cabreros. Esto demuestra lo importante que es para los humanos socializar, convivir y en definitiva tener relaciones personales. Una forma de convivencia esta, que ha desaparecido de nuestra sierra, puesto que ya no hay cabreros ni vaqueros que la puedan seguir practicando, con lo que la soledad de la montaña, también se ha quedado sola.


Tornavacas, cabrero de careo con sus cabras
Tornavacas, cabrero de careo con sus cabras


Tornavacas, cabrero y su hijo ordeñando las cabras
Tornavacas, cabrero y su hijo ordeñando las cabras


Tornavacas, pastor con sus ovejas
Tornavacas, pastor con sus ovejas


Tornavacas, cabrera al cuidado de sus cabras
Tornavacas, cabrera al cuidado de sus cabras


Algo tan simple y a la vez tan complicado está desapareciendo de forma acelerada en la sociedad. Dentro del actual contexto social, la hiperestimulación a la que estamos sometidos, producto de tantos dispositivos electrónicos está llevándonos a la soledad más absoluta. Sin ser conscientes de ello la sociedad es cada vez más individualista. Ahora charlamos a través del teléfono móvil, aunque estemos en el mismo lugar físico. Compartimos infinidad de información y desinformación continuamente sin reparar en que estamos abandonando el roce, la charla y la convivencia, eso tan importante que nos hace crecer como personas, el hecho de compartir conocimientos. Puede que aún no seamos conscientes de la repercusión de nuestra conducta. Está claro que estamos perdiendo valores como personas y como sociedad. Quizá debamos repensar el momento actual y reconducir nuestra forma de relacionarnos.

Tornavacas, vecinas sentadas charlando
Tornavacas, vecinas charlando en la calle Ancha


Tornavacas, vecinas sentadas charlando
Tornavacas, vecinas charlando en la calle Real de Arriba


Tornavacas, vecinas sentadas charlando
Tornavacas, vecinas charlando en las callejas


Tornavacas, vecinos sentados charlando
Tornavacas, vecinos charlando a la sombra de un cerezo


Las gentes del pueblo también practicaban y aún practican esta forma de socializar. Echar la caraba en la puerta con los vecinos ha representado una especial forma de convivencia. Salir al fresco sobre todo en verano y charlar sin descanso de los distintos asuntos del campo u otros temas, ha dado forma a este aspecto tan bonito de los humanos. Una silla de madera, el poyo de piedra de la puerta o un tronco de madera recalzado en la calle, representaban los elementos perfectos, para el mejor escenario de convivencia. Salir al fresco a la puerta a charlar con los vecinos o con cualquiera que pasara por la calle ofrecía armonía y aportaba alegría en la convivencia vecinal. Una ausencia por completo de elementos de distracción, ni siquiera de televisión, pues en muchas casas ni la había. ¡Qué distinta forma de pasar el tiempo, tenían nuestros ancestros! Cómo buscaba la gente la manera de entretenerse pasando el rato con vecinos y familiares. Los chiquillos a veces interrumpíamos la conversación, para pedir agua o cuando el balón se colaba entre las piernas de los mayores que estaban sentados. Gesto que incomodaba siempre al interlocutor de tan apasionante relato. Una vez superada la breve distracción infantil, proseguía el debate callejero. Esa conversación tan amena y distendida se interrumpía con el paso de algún transeúnte por la calle. Un breve silencio, saludo de rigor y vuelta a la caraba. Si el sujeto era forastero, la intriga invadía a los contertulios. Una serie de suposiciones se sucedían para averiguar la procedencia o el destino del susodicho. Parece de Castilla por los coloretes que tiene, decía alguien. Este anda a jornal con el tío Celestino, los vi el otro día con la bestia por el camino de la Nava. Creo que es de las Hurdes, y ha venido a ganarse el pan, por lo visto allí no hay jornales y la gente lo pasa muy mal. En breve cambiaba el tema central de la conversación, producto de algún fenómeno atmosférico, siendo este, un tema general en todas las conversaciones vecinales. Cuando se depende del cielo para ganarse el pan, hay que estudiar con profundidad los asuntos del clima, y nuestros mayores eran expertos en esa materia. Pronto llueve, esta mañana tiraba mucho la marea y era fría. Ese era el comienzo del nuevo asunto a tratar. Así, con sencillos temas de conversación, se esfumaba ese armonioso compás vecinal en cada uno de los barrios del pueblo.

Tornavacas, vecinos sentados charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la Puentecilla


Tornavacas, vecinas charlando
Tornavacas, vecinas sentadas a la puerta


Tornavacas, vecinos charlando a la orilla del río
Tornavacas, vecinos charlando a la orilla del río


Tornavacas, vecinos sentados a la puerta y charlando
Tornavacas, vecinos sentados a la puerta y charlando


La costura también era un buen aliciente para sentarse a la puerta o juntarse para conversar. Las mujeres de entonces maestras en este arte, eran quienes hacían ganchillo, bordaban, zurcían algún calcetín o remendaban algún pantalón del campo que de tantos trozos que tenía cosidos ya no se sabía cuál era su color original. La cesta de la costura hecha con costanas de castaño adornaba la bonita estampa. Incluso las niñas tenían la suya propia y eran educadas en el arte de la costura por sus madres y vecinas. Este traspaso de conocimientos y sabiduría, labraba en silencio el futuro del alumnado. Tanto niñas cómo jóvenes aprendían esas labores inculcadas desde pequeñas por sus mayores más cercanos.

Tornavacas, mujer cosiendo en su puerta
Tornavacas, vecina cosiendo en su puerta


Tornavacas, niñas aprendiendo a coser
Tornavacas, niñas aprendiendo a coser


Tornavacas, chicas jóvenes cosiendo
Tornavacas, chicas jóvenes cosiendo


Tornavacas, vecina cosiendo en la calle
Tornavacas, vecina cosiendo en la calle


Tornavacas, vecinas cosiendo en la calle
Tornavacas, vecina cosiendo en la calle


Es posible que la pérdida de la generación de los valores, refiriéndome a los nacidos antes, durante, o justo después de la guerra civil española, pues prácticamente ya se han ido casi todos, se haya llevado este valioso patrimonio. Personas todas ellas curtidas en tiempos difíciles. Muy duros. Hecho este, que le hizo ser muchos más sociables y humanos que nosotros. Pese a las dificultades y penurias que sufrieron, tenían tiempo. Tiempo para los demás, para reír, para divertirse y convivir y sobre todo para compartir. Posiblemente nuestra generación sea la primera que tiene hipotecado su tiempo. Ahora, para poder realizar actividades de ocio, quedar con amigos o tener una charla distendida, tenemos que comprar el tiempo, pues no tenemos libertad para disponer de él. Esto fenómeno es posible que se estudie en unos años por filósofos, sociólogos y analistas. Es probable que haya que repensar el sistema actual establecido y cambiar de conducta, dado que no parece augurarnos un buen futuro como sociedad.


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la calleja los Escobones


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la calleja los Escobones


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en las callejas


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la plaza de la Iglesia


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la plaza de la Iglesia


Tornavacas, vecinos charlando
Tornavacas, vecinos charlando en la calle Real de Abajo


Tornavacas, vecinos charlando en el corralón
Tornavacas, vecinos charlando en el corralón