jueves, 24 de agosto de 2017

Claridad en el Agua y Oscuridad en el Futuro del Valle del Jerte

Al final venció la Serpiente y como era de esperar sucedió la catástrofe. Hace ya algunos años que se veía venir, aunque la misericordia de las nubes disimulaba la insaciable sed del hombre.

valle del jerte garganta de san martin
Tornavacas, Garganta de San Martín seca en verano

Cada verano las gargantas del Valle del Jerte, y estas en concreto de Tornavacas, ven como se diezma su caudal, languidecen sus truchas y mueren sus riberas. Algunas reliquias botánicas como el durillo (Viburnum tinus), han perecido en las cancheras muertos de sed. La nueva especie en forma de serpiente negra introducida por el hombre hace ya bastantes años, ha acabado por ganar la batalla y quizás la guerra. Las innumerables gomas kilométricas esparcidas por los cauces de nuestras bellísimas gargantas y ríos de montaña a lo largo de todo el Valle del Jerte, ha propiciado que se sequen por completo durante la época estival, dando lástima al contemplar tan terrible escena.

garganta en el valle del jerte
Tornavacas, Garganta de San Martín con gomas instaladas

El usurpador y ladrón de agua, ese que cree que todo es suyo, aún no es consciente de la barbarie cometida. La pérdida de biodiversidad, la lenta muerte de los bosques galería y el daño al ecosistema fluvial, con todo lo que ello conlleva, traerá terribles consecuencias que afectarán al campo. También a los cerezos, esa “mina” que como todas acabará por agotarse, si no se la deja un tiempo de recuperación o regeneración. La pésima gestión del agua, unida a la dejadez por parte de la administración, está dejando un rastro de muerte y sequía a su paso. La cada vez más ausencia de precipitaciones, o la acumulación de estas en forma de trombas o tormentas, traerá mayores desastres naturales que se agudizarán por la falta de vegetación ribereña y la desertificación provocada por el hombre.

garganta de becedas en el valle del jerte
Tornavacas, Garganta de Becedas con gomas instaladas

Antiguamente los caños servían para regar tanto las fincas de cerezos del Valle del Jerte, como las barreras y parajes por los que discurrían, sin olvidar los prados (casi todos desaparecidos), que “escupían” agua por doquier. Todo este sistema de riego además de humedecer el entorno y surtir fuentes y arroyos, generaba frescura y la vegetación lo agradecía.

garganta de becedas en el valle del jerte
Tornavacas, Garganta de Becedas casi seca

Es cierto que todo ha cambiado: el modelo de vida, la agricultura, la forma de cultivar los cerezos en el Valle del Jerte, y la propia filosofía y costumbres de la gente, pero la Naturaleza es sabia, y tiene memoria. Más pronto que tarde nos demostrará nuestro error y deberemos rectificar, volver a construir y hacer una buena y correcta gestión del agua, ese bien tan escaso, que nos permita seguir ocupando esta tierra sin la necesidad de esquilmarla.