sábado, 23 de noviembre de 2013

No Me Pises Invierno

otoño en el valle del jerte
Cerezos en otoño con las primeras nieves, Tornavacas
Con el paso de los años van cambiando las costumbres, no se perciben como antes los reflejos de la vida. El avance de los meses ya no es indicativo de los cambios en el clima, tan pronto llueve en verano, como calienta el sol en octubre y a la vez se nievan las cumbres. El verano se extiende, se extiende y se alarga más de septiembre. Y cuando debiera comenzar la belleza del otoño, de repente aparece el frío y acompañado de nieve. Aún no colorean las hojas y el viento las arranca de los árboles, la nieve se presenta de repente y obliga a esconderse a los duendes del bosque y la escarcha se acomoda en las umbrías, que ya es hielo a los tres días.
Y yo me quedo sin tiempo para exponer las estampas de “hogaño”, y en cuanto me desnude el viento, de poco servirán mis lamentos. Cada vez me cuesta más hacerme un hueco en el clima, no sé que me está pasando “esto me da mala espina”. Hace un tiempo que oigo hablar de un tal cambio climático. ¿No será una nueva estación que haya inventado el ser humano? Y si así fuera ¿Será por lo menos igual de bella? Mucho me temo que no, que si viene del hombre no será buena. Dejaré paso al invierno que este año viene con fuerza y ya me contará él, que tal le fue en este año, porque lo que es a mi me dejaron sin espacio.