domingo, 12 de mayo de 2024

Algunos ilustres tornavaqueños

Ni que decir tiene que no están todos los que son dentro de esta pequeña lista de personas que a mi juicio fueron relevantes para Tornavacas a lo largo de sus vidas. Personas honestas y sencillas capaces de sacrificar su tiempo por el bien de los demás y del pueblo en su conjunto. Gente toda esta, que con su actitud y amor al pueblo nos inculcaron esos valores que se te quedan para siempre en el corazón. Es injusto, por otro lado, no reconocer la labor de tantas otras personas que han dedicado y dedican también tiempo y esfuerzo por su pueblo, vaya para todos ellos igualmente mi más sincero reconocimiento.
Sin embargo, quiero hacer hincapié en esta relación de personas con las que tuve la suerte de coincidir en el tiempo y compartir muchos momentos de mi vida y de las que aprendí que siempre se recibe más de lo que se da. De hecho, cuanto más das a los demás, más tienes tu mismo. Ser contemporáneo en parte con todos ellos, para mí representa un verdadero orgullo por todo lo que pude aprender y compartir. Debo asumir que con este reconocimiento a todas estas personas estoy cayendo en el mismo error de siempre, ese que nos hace esperar hasta cuando ya no está la persona en cuestión para reconocerle su mérito y su valor y sobre todo su contribución a la causa. Aunque con algunos de ellos si les pude expresar mi respeto y admiración en vida y les felicité por su espléndida labor hacia Tornavacas y su gente, con otros no tuve tiempo, se fueron antes de haberles podido agradecer su enorme valía. Perdón por llegar tarde, aunque estoy seguro de que allá donde estén recibirán mi gratitud y mi mensaje. He aquí un breve relato de cada uno de ellos como reconocimiento y admiración personal a su labor por Tornavacas.

José Martín Buenadicha
Un gran tornavaqueño, así lo definí siempre. Además de amigo personal, una gran persona con una templanza y unos valores dignos de admiración. Buenas formas, saber estar y escuchar y sobre todo amor por su pueblo Tornavacas. A lo largo de su vida siempre estuvo atento a los acontecimientos que sucedían en su amado pueblo. Capaz de hacer de bisagra y engranaje entre los tornavaqueños residentes en el pueblo y los otros muchos que se encontraban viviendo fuera. Contribuyendo tanto a título personal como a través de la Asociación por la Convivencia, por cierto, qué nombre más bonito, a mejorar los distintos aspectos tanto culturales como sociales, que poco a poco se iban mermando en Tornavacas. Pepe era un maestro por su forma de socializar y dedicar tiempo a cualquier persona con la que se cruzara por la calle. Siempre tenía un momento para dedicarte.
“Pepe el arco de la ermita de santa María está casi derrumbándose, deberíamos hacer algo antes de que se caiga, pues será irrecuperable”.
Mañana nos acercamos a verlo y vemos cómo podemos sujetarlo”.

En poco tiempo se buscó la solución y al menos continúa en pie para un buen tiempo más, ayudando a mantener y preservar el patrimonio tornavaqueño.
Gracias a la serie de conferencias impulsadas por él y enfocadas a los más variopintos temas que se impartieron a lo largo de los años a través de la Asociación por la Convivencia de la que era presidente, se pudo dejar plasmado por escrito y en distintas publicaciones varios aspectos intrínsecos de Tornavacas. La partitura del canto del ramo del Santísimo Cristo del Perdón es una de ellas, además de muchas otras. Ahí quedarán para siempre, para que no olviden ni se pierdan y los tornavaqueños del futuro las tengan como referencia y legado. Sin duda, Tornavacas siempre estará en deuda con él, por su espléndida dedicación y por el amor que tenía a su pueblo, aunque por supuesto era una labor que realizaba de la manera más gustosa posible. 
Allá donde estés, seguirás compartiendo valores y generosidad como siempre has hecho.

Tornavacas José Martín conferencia casa de cultura
Tornavacas José Martín conferencia en la casa de cultura

Tornavacas Asociación por la Convivencia
Tornavacas, Asociación por la Convivencia

Tornavacas conferencia casa de cultura
Tornavacas José Martín conferencia en la casa de cultura

Tornavacas ermita de santa María
Tornavacas José Martín en la ermita de santa María

Tornavacas José Martín Buenadicha
Tornavacas José Martín Buenadicha

Tornavacas Asociación por la Convivencia
Tornavacas José Martín Asociación por la Convivencia


Eleuterio Santiago González
Pionero en infinidad de iniciativas para y por su pueblo. Con una sencilla agudeza para plasmar e inmortalizar numerosos momentos cotidianos de los que todos muchos años después, hemos disfrutado. Incansable escritor, retratador y orador. Embajador de Tornavacas por todos los lugares que visitó a lo largo de su vida. Con un extraordinario bagaje de poemas, libros y textos sobre Tornavacas y como no de fotografías, muchas de las cuales hoy en día ya no se pueden realizar. Bien porque pertenecen al pasado o bien porque sencillamente ya no existe el lugar como tal.
“¿Esta foto de dónde es? ¿Es del pueblo? No soy capaz de ubicarla.
Eso es el puente Cimero y la barrera de la Matilla, es de hace muchos años de cuando no había casas por ahí.
¿Y esta del ramo? ¡Madre mía! Sí que parece antigua.
Esa sí que es de hace muchos años, ni siquiera recuerdo de qué año es, pero tiene muchos, muchos años”.

Capaz de percibir enseguida en los aprendices que le admirábamos por su labor, el amor por Tornavacas y donar parte de su trabajo como reconocimiento y continuación de esa tarea que todos tenemos que seguir construyendo por nuestro pueblo. Primero como señal de respeto hacia toda esta generación y segundo como parte de la historia que nos toca a nosotros escribir por Tornavacas. 
Sus escritos y poemas y también sus fotografías nos servirán como base para seguir construyendo el presente y futuro de Tornavacas.

Tornavacas iglesia con el atrio
Tornavacas en 1967 iglesia con el atrio

Tornavacas Iglesia nuestra señora de la Asunción
Tornavacas iglesia nuestra señora de la Asunción

Tornavacas casas señoriales
Tornavacas Eleuterio Santiago casas señoriales

Tornavacas Eleuterio Santiago en Estados Unidos
Tornavacas Eleuterio Santiago en Estados Unidos 1975

Tornavacas Eleuterio Santiago González
Tornavacas Eleuterio Santiago González

Tornavacas fuego en calle Real de Arriba
Tornavacas Eleuterio Santiago fuego en calle Real de Arriba

Tornavacas Ronda de los viejos
Tornavacas Eleuterio Santiago Ronda de los viejos

Tornavacas artículo en el periódico Extremadura sobre Eleuterio Santiago
Tornavacas Eleuterio Santiago en el periódico Extremadura


María Sevilla Marcos
Difícil ser objetivo al hablar de una persona así. Aunque cuando un conjunto de valores tan grande se concentra en la misma persona, hay que reconocerlo, respetarlo y admirarlo. Y sobre todo aprender de ello. Fue María una persona siempre predispuesta para cualquier labor que beneficiase a los demás, al conjunto y al bien común de Tornavacas. Me gustaría poder ver todas juntas, aunque fuese en mi imaginación, a las personas que se han calentado a la lumbre en su churrería. Cabreros y vaqueros trashumantes que iban con su ganado a Extremadura o volvían con él hacia Castilla, hacían una parada para calentarse y secarse las ropas y desayunar en su casa sus riquísimos churros hechos al calor y al amor de la lumbre. Numerosos vecinos de Tornavacas que durante las continuas jornadas de lluvia que se sucedían a lo largo del otoño o el invierno impedían salir al campo a trabajar, pasaban allí la mañana echando la caraba. Una mujer única en muchos aspectos y con unos reaños extraordinarios. Tenía tanto valor que era capaz de partear a las mujeres.
“Pedro! Agua caliente aquí ahora mismo en una palangana y trapos limpios, y rápido, que esto no espera”.
Al momento se oía en el pasillo el llanto del bebé recién nacido después del azote en el culo que le había dado María. Igualmente en los difíciles momentos de la pérdida de un ser querido siempre se ofrecía para amortajar al difunto y hacer más leve el dolor a los familiares.
Capaz de parar de trabajar en su churrería los dos días del ofertorio de ánimas en septiembre y no hacer churros, para que se vendieran los buñuelos de las ánimas u ofrecer su casa para que se hicieran allí los propios buñuelos. Eso es respeto y amor por la causa. Quitárselo de la boca pese a las dificultades, por y para los demás.
Con una devoción plena durante la Semana Santa a su querido sepulcro.
“Vigila que no haya ninguna arruga en la colcha y que no se mueva el santo en la procesión”.
La mejor y más completa escuela posible.

Tornavacas haciendo buñuelos de las ánimas
Tornavacas haciendo buñuelos de las ánimas en la churrería

Tornavacas María Sevilla haciendo buñuelos de las ánimas
Tornavacas María Sevilla haciendo buñuelos de las ánimas

Tornavacas María Sevilla haciendo churros
Tornavacas María Sevilla haciendo churros en su churrería

Tornavacas María Sevilla poniendo ventosas
Tornavacas María Sevilla poniendo ventosas

Tornavacas María Sevilla y Virgilio Cobos haciendo buñuelos de las ánimas
Tornavacas María y Virgilio haciendo buñuelos de las ánimas

Tornavacas María Sevilla y Virgilio Cobos haciendo buñuelos de las ánimas
Tornavacas María y Virgilio haciendo buñuelos de las ánimas


Javier Martín Cano
Pocas personas he conocido a esa edad con su educación y sus valores. Sin ninguna duda, sus padres hicieron una labor extraordinaria y deben sentirse orgullosos por ello. La predisposición que tenía siempre para ayudar y colaborar en todo momento para cualquier acto que se hiciera para Tornavacas era digna de admirar y nos contagiaba al resto. Siendo un comino ya tocaba la bandurria con una destreza más propia de personas mucho más experimentadas y mayores que participaban en el grupo municipal de música de Tornavacas. Con un perfeccionamiento en su estilo de tocar que sorprendía para su corta edad. Si se equivocaba al pisar la cuerda enseguida volvía a intentarlo hasta que lo conseguía. Una mirada hacia su padre con una complicidad extrema y ya sabía dónde estaba el fallo y dónde tenía que pisar la cuerda para rectificarlo.
Su predisposición a colaborar por su pueblo era admirable:
“Javi el día 15 de septiembre queremos salir de ronda por la calle y nos hacen faltan instrumentos. ¿Te animas con nosotros y sales con la bandurria?
¿A qué hora hay que estar?”
Esa era su respuesta. Siempre constructiva y siempre positiva.
En su etapa al frente de la Asociación de cazadores de la que fue presidente también dejó su impronta. Le gustaban las cosas bien hechas y ordenadas. Esa era una de sus aficiones preferidas y que vivía con mucha pasión. 
Le apasionaba saber los distintos nombres de la sierra de Tornavacas.
“¿Esa casa de la foto dónde es?
Mírala bien, has pasado y pasas muchas veces al lado de ella.
No caigo, no sé dónde es.
Lo que ocurre es que la foto está sacada justo desde enfrente desde el matón, por eso no te sitúas y claro ya no está así, prácticamente se ha caído entera.
No soy capaz de ubicarla, me suena mucho, pero no sé dónde está.
Es la casa del prado el Herraero, cuando estaba prácticamente entera.
¡Ah, ya decía yo que me sonaba ¡“.

Su extraordinaria visión de futuro, junto con los valores y conocimientos que atesoraba le hubieran llevado lejos y estaba predestinado a ser una persona muy influyente de Tornavacas, puesto que demostró tener responsabilidad para ocupar cualquier cargo. Aunque Tornavacas es muy grande, este lugar se le quedó pequeño.

Tornavacas grupo de música
Tornavacas Javier Martín con el grupo de música

Tornavacas cantando rondeñas
Tornavacas Javier Martín con amigos cantando rondeñas

Tornavacas de ronda por la calle
Tornavacas de ronda por la calle

Tornavacas Javier Martín Cano de caza
Tornavacas Javier Martín Cano de caza

Tornavacas de ronda por la calle
Tornavacas Javier Martín y amigos cantando rondeñas

Tornavacas de ronda por la calle
Tornavacas de ronda por la calle


Antonio Sánchez Núñez
La inteligencia escondida, así es como me gustaba definirlo. Daba igual el lugar y el momento, la charla siempre era larga y distendida y sobre todo productiva. Era un torrente de voz inagotable hablando de su pueblo Tornavacas o de cualquier otro tema y de como arreglar su situación. Propuestas constructivas vistas desde otro prisma con un punto de vista personal lleno de contenido y argumentos. Siempre abordaba el problema desde distintos enfoques, lo que daba amplitud a la posible solución. Impregnando siempre el ambiente de tabaco, que al ser tan placentera la conversación resultaba hasta agradable. El amor por su pueblo Tornavacas lo dejó plasmado en sus libros como un verdadero poeta que fue. La mirada triste unida a su melancolía se pausaba admirando al Torreón desde el camino de Llanamolino que tantas veces transitaba. Una raíz de brezo observada al caminar, unos cuantos mayores al sol en invierno o la flor del cerezo en primavera representaban la inspiración para expresar por escrito sus pensamientos. Quién hubiera podido estar dentro de ellos.
¡Qué bien me conoces! ¡Cómo has sabido interpretar mi personalidad a través de esta fotografía!
El agua siempre representa la vida.
Por eso mismo te lo digo, porque me veo reflejado en ella.
Los lazos de sangre le mantuvieron unido a la Garganta de San Martín durante toda su vida. La pureza de las aguas de Castifrío sin duda le traían savia nueva a su mente, para dejar escrito para siempre su amor por Tornavacas. Era una fuente inagotable de sabiduría. Inteligente hasta el extremo y capaz de enseñar a la vez que aprender de todas las personas que tuvimos la suerte de compartir momentos con él en su vida. 
El Peña Negra te custodia de por vida, no hay mejor compañía.

Tornavacas Antonio Sánchez Núñez en el Collado
Tornavacas Antonio Sánchez Núñez en el Collado

Tornavacas Antonio Sánchez Núñez y su familia
Tornavacas Antonio Sánchez Núñez y su familia

Tornavacas Antonio Sánchez Núñez de paseo
Tornavacas Antonio Sánchez Núñez de paseo

Tornavacas Antonio Sánchez Núñez en el Collado
Tornavacas Antonio Sánchez Núñez en el Collado

Tornavacas Antonio Sánchez Núñez firmando sus libros
Tornavacas Antonio Sánchez Núñez firmando sus libros

Tornavacas libro de Antonio Sánchez Núñez
Tornavacas libro de Antonio Sánchez Núñez


María Josefa Martín Cuesta
¿Se imagina alguien en el momento actual dedicar prácticamente su vida al servicio de los demás? Esa era María Josefa. Qué difícil debía ser poner orden a toda la chiquillería que acudíamos a la catequesis por las tardes, y éramos muchos niños por entonces en el pueblo. Las pizarras naturales de la Casa de la Pasión servían como lienzo para su escritura, y los muchachos atendíamos con esmero a su bonita enseñanza. Es posible que gran parte de la vida de María Josefa la pasara en la iglesia parroquial de Tornavacas. Con una dedicación casi exclusiva, pues colaboraba en casi todos los actos que allí se realizaban, desde impartir catequesis, ayudar a vestir los santos para procesiones, limpiar la iglesia o retirar la cera vieja. En cualquier labor que se realizase en la iglesia del pueblo, allí estaba Josefa. De hecho, su voz nos aparece en el recuerdo al escuchar algunas de las canciones de los distintos actos religiosos que se siguen celebrando hoy en día: “Viva Jesús sacramentado, viva Jesús nuestro señor…” La esquila de las ánimas benditas debe tener el molde de su mano, dada la cantidad de años que estuvo tocándola cada noche por la calle. El pueblo de Tornavacas debería homenajearla poniendo en algún lugar de la calle Real una estatua con su figura a tamaño natural tocando la esquila. Además de un precioso homenaje a María Josefa serviría como evidencia y recuerdo a todas las personas que han contribuido y contribuyen a mantener viva esta tradición tornavaqueña. Haber coincidido con personas así en el tiempo representa una enseñanza y un aprendizaje que perdura a lo largo de toda nuestra vida.

Tornavacas María Josefa rezando en el rosario a la puerta de la iglesia
Tornavacas María Josefa rezando en el rosario a la puerta de la iglesia

Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas
Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas

Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas
Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas

Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas
Tornavacas María Josefa tocando la esquila de las ánimas


Ángeles Domínguez Lucas
Acaba de sonar un gran trueno, estamos a primeros de junio y las cerezas tempranas ya van pintonas. Te asomas a la calle a ver la tormenta y huele a mirra quemada, es la tía Ángeles. Parecía una labor que tuviera encomendada. Había más mujeres del barrio que también la ponían, tía Macaria, Marina, Dolores, etc., pero la tía Ángeles era fija y quizá siempre la primera en hacerlo, velando por el interés común, puesto que se creía que el humo de la mirra quemada ahuyentaba las tormentas en primavera. La devoción que profesaba a cualquier festividad religiosa era especial. El chiringuillo de su puerta parecía asociado a su entusiasmo y normalmente florecía por el Corpus Christi. Dispuesto para adornar y embellecer además de su puerta, el sitial para el Santísimo situado enfrente de su casa o para el arco de la puentecilla. En 1991 estalla la guerra en Yugoslavia y siguiendo la tradición solidaria por la que siempre se ha caracterizado el pueblo de Tornavacas se organizó una colecta de alimentos para los damnificados por la terrible barbarie. El patio de la tía Ángeles fue el escenario donde se organizó y se recogieron los numerosos donativos que aportaron todos los tornavaqueños. 
“Hijo poner los garbanzos y las lentejas todos juntos, aquí encima del cajón del patio, y el resto de las cosas a este otro lado”. 
Quienes habían sufrido las penurias de una guerra, sabían perfectamente de qué se trataba. Ahí más que nunca florece la colaboración y ayuda colectiva, algo que en la tía Ángeles siempre estaba presente.

Tornavacas Ángeles Domínguez en su puerta
Tornavacas Ángeles Domínguez con vecinos en su puerta

Tornavacas Ángeles Domínguez en su puerta
Tornavacas Ángeles Domínguez en su puerta

Tornavacas Ángeles Domínguez rezando el rosario en la puerta de la iglesia
Tornavacas Ángeles Domínguez rezando el rosario en la puerta de la iglesia

Tornavacas Ángeles Domínguez en el sitial del día del Corpus Christi
Tornavacas Ángeles Domínguez en el sitial el día del Corpus Christi

Tornavacas Ángeles Domínguez en el sitial del día del Corpus Christi
Tornavacas Ángeles Domínguez en el sitial del día del Corpus Christi

Tornavacas Ángeles Domínguez con su hermana y vecina
Tornavacas Ángeles Domínguez con su hermana y vecina María


Beatriz Recio Gómez
El barrio de la Puentecilla está mudo desde su marcha. Hay personas que con su carácter y personalidad son capaces de generar un sentimiento especial de pertenencia al lugar en donde habitan. Beatriz era una de ellas. Cualquiera de los actos que se celebrasen por y para el pueblo tenían su sello. Encargada de tomar la iniciativa en multitud de ocasiones como por ejemplo, en los preparativos del día del fuego hacer la corona de flores y ponerla en la cruz de madera a su puerta. 
“Muchachos veisos a por yedra para hacer la corona y si encontráis algunas flores de corre corre o alguna rosa, las traéis también”. 
 Después de organizado todo lo relacionado con el día del fuego nos movilizaba a todos, pequeños y mayores para ir a ver el resto de los fuegos hasta la cimará del pueblo ¡Qué manera de generar sentimiento colectivo y unir al barrio!
 “Qué viva, qué viva la Cruz Sacrosanta, qué viva, qué viva y quién la llevó…”. 
Esta melodía del día de la cruz de santa Bárbara, siempre nos traerá a Beatriz a nuestra memoria y a nuestro recuerdo, puesto que estaba continuamente tarareándola el día de la romería y los días previos. 
En el día de Corpus Christi el sitial de la puentecilla tenía que estar impecable. 
“Esa maceta de arriba está torcida, sube y la daleas, y ya que subes revisa las otras, por si acaso. Espera, toma dos o tres rosas más y las metes en los rotos de las piedras, que parece que está poco adornado el sitial”. 
Revisando igualmente junto con el resto de las vecinas que el arco adornado con flores y rosas estuviera lo más y mejor adornado posible. 
“¡Niñas tened cuidado y no piséis la mirra, que tienen que bendecirla!” 
La alegría y el alboroto vecinal de la puentecilla siempre te traerán a nuestro recuerdo.

Tornavacas Beatriz Recio con la cruz del día del fuego
Tornavacas Beatriz Recio con la cruz el día del fuego

Tornavacas Beatriz Recio y Nieves con la corona del día de la cruz
Tornavacas Beatriz Recio y Nieves en la romería de la cruz

Tornavacas Beatriz Recio preparando el sitial del día del Corpus Christi
Tornavacas Beatriz Recio preparando el sitial del día del Corpus Christi

Tornavacas Beatriz Recio preparando el sitial del día del Corpus Christi
Tornavacas Beatriz Recio y vecinas preparando el sitial el día del Corpus Christi

Tornavacas Beatriz Recio en misa el día de la Cruz de Santa Bárbara
Tornavacas Beatriz Recio en misa el día de la Cruz de Santa Bárbara

Tornavacas Beatriz Recio tocando la esquila de las ánimas
Tornavacas Beatriz Recio tocando la esquila de las ánimas

Tornavacas Beatriz Recio tocando la esquila de las ánimas
Tornavacas Beatriz Recio tocando la esquila de las ánimas


María Zancudo Ávila
La impecable disciplina tan escasa hoy en día, con la que María realizaba todas sus cosas propició que distintas tradiciones de Tornavacas se hayan mantenido casi intactas en el tiempo. Esa forma de proceder tan rígida y a veces inflexible, pero con un resultado satisfactorio a largo plazo ha propiciado continuidad en muchas de esas labores. Si no, es muy probable que varias de esas tradiciones tornavaqueñas de las que María se encargaba se hubieran perdido para siempre. Su extraordinaria dedicación a la iglesia de Tornavacas y a todos los actos que en ella se celebraban infundían un tono de respeto que se contagiaba entre los tornavaqueños. Gracias al trabajo de María durante muchos años pudimos deleitarnos con una de las melodías más significativas de Tornavacas. El canto del ramo del Bendito Cristo del Perdón, sin ninguna duda, el punto culminante de las fiestas patronales que se celebran en septiembre tiene aún hoy el sello de María y se sigue celebrando cada año. La forma de orientar a las mozas en los ensayos, rígida y disciplinada, según las propias cantoras provocaba que el resultado fuera extraordinario. El silencio y el respeto que se respiraba durante el canto del ramo solo era interrumpido con un estruendoso ¡Viva!, que era capaz de unir a todo el pueblo. El rosario que rezaban las mujeres las vísperas de la Virgen de la Asunción de agosto en la puerta de la iglesia por desgracia se fue con ella, puesto que ya no se realiza. Al menos el orden y el gusto por el trabajo bien hecho caló entre las personas que tuvieron relación y trabajaron con María, puesto que algunas de esas labores tienen continuidad en la actualidad, como por ejemplo el canto del ramo al bendito Cristo del Perdón, del que Pepi se encarga actualmente. Pese a la rigidez impuesta por ella nos dejó una huella imborrable y es bien recordada por toda su labor por Tornavacas.

Tornavacas María Zancudo rezando el rosario en la puerta de la iglesia
Tornavacas María Zancudo rezando el rosario en la puerta de la iglesia

Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón
Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón

Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón
Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón

Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón
Tornavacas María Zancudo con las cantoras del ramo ofrecido al Cristo del Perdón

Tornavacas María Zancudo y vecinas
Tornavacas María Zancudo y vecinas

Tornavacas María Zancudo rezando el rosario en la puerta de la iglesia
Tornavacas María Zancudo rezando el rosario en la puerta de la iglesia


Alejo Cruz Pereira
Su labor como sacristán en la iglesia de Tornavacas fue sencillamente excepcional. Quienes pasamos por la etapa de monaguillo tuvimos la enorme fortuna de coincidir con el tío Alejo en la iglesia. Persona educada y culta, que compartía sus conocimientos y sabiduría entre los chavales.
“Chicos ir a mi casa y traer la caja de libros que hay allí en el patio detrás de la puerta, que tengo allí documentación para ensayar”.
“Toma llévate esta revista de los Escolapios a tu casa y te la lees, veras que historias más bonitas cuenta”. 
Al estar de sacristán en la iglesia de Tornavacas durante tantos años dejó para siempre en nuestros oídos la melodía del órgano, que con tanta ilusión tocaba. Buen disgusto se llevó cuando una inoportuna gotera provocó el derrumbe de parte de la moldura de la pared que cayó encima del órgano antiguo destrozándolo. Por suerte se pudo comprar un órgano nuevo para la iglesia, situándolo justo al lado contrario de donde estaba el antiguo por si volvía a aparecer la maldita gotera.
“Niños subid a la bóveda y ayudad a descolgar las lámparas que hay que limpiarlas y cuidado de que no caiga barro o tierra por el agujero”. 
Como fechoría infantil a veces, echábamos algo de barro por el agujero para disgusto de las mujeres que estaban abajo esperando para limpiar las lámparas. Con qué ilusión subíamos por la escalera de caracol en la torre de la iglesia y caminábamos por la tenebrosa oscuridad de la bóveda para realizar la labor encomendada. Como premio nos solía regalar los recortes de las formas que el sacerdote utilizaba durante la comunión en la misa. A hurtadillas, también cogíamos algunas de esas formas ya consagradas y preparadas para la ceremonia. Espero que el pecado ya haya prescrito, seguro que el tío Alejo ya nos ha perdonado. En todas las procesiones su inconfundible tono de voz apoyado en el megáfono orientaba a todos los feligreses en los distintos cantos religiosos que acompañaban a las imágenes por la calle. Las distintas pujas para coger las imágenes tenían su inconfundible estilo.
“A continuación vamos a realizar la puja de la virgen, por favor ruego silencio. 
El primero de la derecha. 
¡Tres mil!
El primero de la derecha tres mil, dos postores. 
¡Cuatro mil!
El primero de la derecha, cuatro mil, no hay quien dé más, salud para cogerlo muchos años y pase a cogerla”. 
La melodía de Alejo y su inconfundible voz siempre estará en nuestros oídos.

Tornavacas Alejo Cruz en su homenaje
Tornavacas Alejo Cruz en su homenaje

Tornavacas Alejo Cruz en su homenaje
Tornavacas homenaje a Alejo Cruz

Tornavacas Alejo Cruz Pereira
Tornavacas Alejo Cruz Pereira

Tornavacas Alejo Cruz tocando el órgano en la iglesia
Tornavacas Alejo Cruz tocando el órgano en la iglesia

Tornavacas Alejo Cruz en la procesión del viernes santo
Tornavacas Alejo Cruz en la procesión del viernes santo

Tornavacas Alejo Cruz en la procesión del viernes santo
Tornavacas Alejo Cruz en la procesión del viernes santo


Rufo González Cuesta
Para todos ha sido, es y será don Rufo. No debe ser fácil dedicarse al ejercicio de la docencia, y mucho menos enseñar a grupos tan numerosos de niños a la vez como los que había en aquellos años. Don Rufo con su forma de enseñar y exponer distintos temas de historia y sociedad casi lo bordaba y contribuyó a desarrollar en todos nosotros distintos hábitos de comunicación y tolerancia. La manera de contar el tema en cuestión unido a su toque personal asociado a cualquier anécdota que incluía provocaba que penetrase en la mente de sus alumnos. Director durante muchos años del colegio Santísimo Cristo del Perdón de Tornavacas en el que por entonces estábamos alrededor de trescientos alumnos y en los que dejó una huella imborrable. Gracias a sus enseñanzas y las del resto de profesores y maestros, pudimos aprender la base de nuestros conocimientos. Una persona querida por todos y cada uno de los cursos a los que enseñó y educó. Muestra de ello es el hecho de todas las quintas, cuando han celebrado algún acontecimiento singular asociado al año de su nacimiento han parado a su puerta para saludarlo y mostrarle su cariño. Ese afecto demuestra la huella dejada por él en todos nosotros. También fue presidente durante muchos años de la Cofradía del Santísimo Sacramento, contribuyendo con su labor y responsabilidad a mantener vivas las costumbres y tradiciones de Tornavacas. Creador también de muchas de las letras que se han cantado a lo largo de los años durante el ofrecimiento del ramo al bendito Cristo del Perdón en las fiestas patronales de septiembre en Tornavacas, logrando con ello mantener vivo el nombre y la cultura de nuestro pueblo. 
Un pueblo sin educación es un pueblo vacío y manipulable.

Tornavacas cofradía del Santísimo Sacramento
Tornavacas cofradía del Santísimo Sacramento

Tornavacas Rufo González y demás profesores foto fin de curso
Tornavacas Rufo González y demás profesores en el colegio

Tornavacas Rufo González y demás profesores foto fin de curso
Tornavacas Rufo González y demás profesores foto fin de curso

Tornavacas Rufo González Cuesta
Tornavacas Rufo González Cuesta

Tornavacas homenaje a Rufo González Cuesta
Tornavacas homenaje a Rufo González Cuesta

Tornavacas homenaje a la cofradía del Santísimo Sacramento
Tornavacas homenaje a la cofradía del Santísimo Sacramento


María Crespo Cobos
Es indudable que muchos de los recuerdos de la infancia se quedan para siempre. Y recordar a la tía María cuando nos daba catequesis por las tardes es muy bonito y fructífero. Siempre admiré su forma de enseñar, su pausada voz al leer y su enorme inteligencia. Era difícil comprender cómo una persona de esa edad, perteneciendo a una generación tan castigada y maltratada por los distintos episodios que les tocó vivir, podía haberse dedicado a enseñar y sobre todo a educar. ¿De dónde había sacado el tiempo para poder leer y escribir y para aprender, dadas las numerosas tareas domésticas que tenían los niños de su época? Siempre fue una persona calmada y bondadosa con una personalidad predestinada a la docencia. Esa bonita labor de enseñar a los demás de manera altruista, generosa y afable le concedían un don especial. 
Su forma de exponer y decir las cosas tenía un toque especial: 
“Hijos en este rincón no pongáis los troncones, que ahí nos sentamos por las tardes los mayores a conversar. 
 No, no se preocupe tía María, que los echamos abajo a la gargantilla y así no nos los roban los de otros barrios”. 
 Además, estando ya en la última etapa de su vida le encantaba seguir contando historias y vivencias de Tornavacas, como por ejemplo la de la ermita de santa María. Escuchar de su boca cualquier historia sobre el pueblo de las muchas que atesoraba era un privilegio. Entre sus otras aficiones estaba la de coser, y bien que se le daba. Sus colchas y puntillas hechas a mano deslumbraban al mismo sol el día de Corpus Christi, cuando las colgaba de su balcón y eran la admiración del resto de vecinas. La calidez y bondad de sus palabras caló en lo más hondo de nuestros pensamientos.

Tornavacas procesión el día del Corpus Christi
Tornavacas procesión el día del Corpus Christi

Tornavacas procesión el día del Corpus Christi
Tornavacas arco de flores y colcha bordada en el balcón de María Crespo

Tornavacas María Crespo Cobos
Tornavacas María Crespo Cobos

Tornavacas procesión en honor al Cristo del Perdón
Tornavacas procesión en honor al Cristo del Perdón

Tornavacas María Crespo y vecinas el días de Corpus Christi
Tornavacas María Crespo y vecinas el día de Corpus Christi

Tornavacas puntilla de sábana bordada a mano
Tornavacas puntilla de sábana bordada a mano para el día de Corpus Christi


José Jiménez García
Casi todas las tardes después de escuela y sobre todo los sábados por la mañana nos juntábamos varios muchachos del pueblo a las puertas de su taller de carpintería, allí en las callejas a por algún trozo de tabla. ¡Qué felicidad que nos diera el tío José algún trozo de tirilla pulido! Era un orgullo tener semejante trofeo. Esa era la verdadera felicidad infantil, la que con un simple trozo de madera el tío José era capaz de repartir entre los niños del pueblo. Además de sus quehaceres diarios en el taller de carpintería o arreglando alguna puerta o gaveta que le había llevado cualquier mujer del pueblo, el tío José tenía tiempo para dedicárselo a los demás. Porque colaborar en la iglesia de Tornavacas es hacerlo a la vez para todo el pueblo. Siempre estaba diligente para montar los santos en las andas de cara a las procesiones de semana Santa.
“Muchacho alarga esa cuña, que parece que se mueve un poco el amarrado a la columna y ponte desde allí enfrente a ver si está recto o hay que dalearle un poco”. 
Desde varios meses antes de septiembre tener previsto un acebo consultando a los vaqueros y cabreros del pueblo, para ensamblar y montar el ramo ofrecido al Cristo del Perdón era otra labor que lo distinguía. Tarea esta muy bien heredada y continuada por sus hijos Jesús y Pepe. Ahí se demuestra cómo los valores bien inculcados pueden y deben mantenerse y enseñarse a las siguientes generaciones. El carretillo que utilizaba en su día a día en la carpintería para transportar maderas o muebles, lo prestaba a los muchachos sobre todo del barrio de la plaza, para que recogieran los troncones del campo para el día del fuego. Ese sentimiento, esa solidaridad que demostraban personas como el tío José es lo que debe prevalecer y seguirse cultivando, para no caer en el vacío existencial actual.

Tornavacas José Jiménez García y vecinos en la iglesia
Tornavacas José Jiménez García y vecinos en la iglesia preparando los santos y el sepulcro

Tornavacas José Jiménez García
Tornavacas José Jiménez García


Después de este pequeño pero merecido homenaje a todas estas personas que ya no están con nosotros y que nos dejaron ese legado tan rico en Tornavacas, vale la pena preguntarse hacia dónde vamos. Actualmente vivimos en una sociedad llena de vacío. Vacía de valores, de tolerancia, de convivencia, de respeto, de principios, de conocimientos y así un largo etcétera. No sabemos cómo va a evolucionar la sociedad a lo largo del tiempo, aunque la previsión es poco halagüeña. Por ello, es interesante preguntarse, por ejemplo, dentro de 100 años ¿Cómo será Tornavacas? ¿Qué clase de pueblo será? Estas preguntas, aunque hoy puedan parecer absurdas, pues nosotros ya no estaremos aquí para verlo, son el resultado de nuestro trabajo actual por el pueblo. De lo que hagamos hoy dependerá lo que se encuentren mañana. Igual que muchas generaciones de personas labraron la historia de Tornavacas hasta la actualidad, nuestra generación y las posteriores seguirán escribiendo páginas de este precioso libro que es Tornavacas. La situación actual de Tornavacas en nada se parece a lo expuesto anteriormente, en donde tantas personas participaban y dedicaban su tiempo, algo irrecuperable, al bien común del pueblo. Por ello quiero consultar a todos los tornavaqueños y amantes del pueblo, muchos de ellos foráneos, aunque todos somos un mismo pueblo y un mismo sentimiento. 
¿Qué retos tiene en la actualidad Tornavacas para mejorar la convivencia entre nosotros? 
¿Qué podemos hacer para recuperar esa senda de fraternidad y cordialidad? 
¿Por qué no apartamos las diferencias y luchamos todos juntos por Tornavacas?
¿Qué podemos hacer para revertir la situación actual y hacer que Tornavacas vuelva a ser un pueblo unido y acorde a su historia? 
Estas son solo algunas preguntas, la respuesta amigo lector quizá la tienes tú.