Historia de una fiesta ancestral y única en Tornavacas
Tornavacas
fuego en calle Real de arriba
2 de mayo, día del fuego
2 de mayo, día del fuego
"¡Qué bien! Por lo menos hoy no llueve.
- Sí, y eso que ha llovido mucho, pero ya sale el sol y está buen día.
- He visto una rabilonga metiéndose en la pared de la gargantilla.
- Y yo he visto un nido de mierlas, y tiene dos huevos ya.
- ¡jolín!
- Este año se les han adelantado con los nidos, y mira que la rabilongas son tempranas.
- ¡Oye! Me ha dicho mi padre que hay una raíz de castaño muy grande en el camino de Becedas, que se ha caído del matochero que está al lado del camino, allí en la Hoyuela.
- Pues hay que ir a por ella. - ¿Nos vamos esta tarde?
- Yo no puedo, tengo catequesis.
- Pues mañana sin falta, no vaya a ser que nos la quiten.
- Si, si, que los perches ya tienen unos cuantos troncones allí arriba en el desmontado, los vi ayer."
- Sí, y eso que ha llovido mucho, pero ya sale el sol y está buen día.
- He visto una rabilonga metiéndose en la pared de la gargantilla.
- Y yo he visto un nido de mierlas, y tiene dos huevos ya.
- ¡jolín!
- Este año se les han adelantado con los nidos, y mira que la rabilongas son tempranas.
- ¡Oye! Me ha dicho mi padre que hay una raíz de castaño muy grande en el camino de Becedas, que se ha caído del matochero que está al lado del camino, allí en la Hoyuela.
- Pues hay que ir a por ella. - ¿Nos vamos esta tarde?
- Yo no puedo, tengo catequesis.
- Pues mañana sin falta, no vaya a ser que nos la quiten.
- Si, si, que los perches ya tienen unos cuantos troncones allí arriba en el desmontado, los vi ayer."
Así comenzaba allá por los años 80, la magia del fuego en Tornavacas.
Cuando los niños nos reuníamos después de la escuela en la
puentecilla, para empezar a preparar los tiros y comenzar con la
recogida de los troncones.
Tornavacas
troncones amontonados
Tornavacas
rincón típico con troncones
Casi con toda seguridad es esta la fiesta más mística y singular de
todas las que se celebran en Tornavacas y sin duda una de las fiestas
más singulares de todo el valle del Jerte. No se conoce con exactitud
su procedencia, no se sabe su significado, ni tampoco si representa la
llegada de la primavera o se utiliza para quemar trastos viejos. Pero
lo cierto es que continúa celebrándose casi de la misma forma a lo
largo de los años. Es probable que sus orígenes sean Celtas o quizá
Vetones, aunque no está documentado, ni se ha estudiado a fondo sobre
su origen.
Cuando los pajarillos barruntan el buen tiempo y las lluvias parecen descansar, los chavales empezábamos a preparar los tiros. Estos artilugios son trozos de palo normalmente de castaño o cerezo a los cuales se les ata un trozo de trenza hecha con cuerdas por los propios niños. Con la ayuda de una piedra en el troncón se clavarán púas o trozos de herraduras viejas que aguantan más, para poder arrastrar los troncones a cada uno de los barrios del pueblo. Cuando los troncones son grandes se les llama matacanes, y se ponen tiros dobles, para incrementar la fuerza y así poder arrastrar el preciado tesoro a su destino.
Cuando los pajarillos barruntan el buen tiempo y las lluvias parecen descansar, los chavales empezábamos a preparar los tiros. Estos artilugios son trozos de palo normalmente de castaño o cerezo a los cuales se les ata un trozo de trenza hecha con cuerdas por los propios niños. Con la ayuda de una piedra en el troncón se clavarán púas o trozos de herraduras viejas que aguantan más, para poder arrastrar los troncones a cada uno de los barrios del pueblo. Cuando los troncones son grandes se les llama matacanes, y se ponen tiros dobles, para incrementar la fuerza y así poder arrastrar el preciado tesoro a su destino.
Tornavacas
rincón típico con troncones
El día del fuego se celebra cada dos de mayo y durante los meses
previos ya se comienzan a recoger troncones de los caminos, fincas y
de cualquier sitio donde los haya. Las raíces de roble en las orillas
de las pistas forestales, los troncos de los castaños centenarios de
Tornavacas, que precedían a los cerezos en las fincas, y que ahora se
amontonan en las propias orillas. Algunos restos de chopo, que han
sido cortados para aprovechamiento de su madera, o incluso restos de
madera de alguna casa vieja son utilizados, para el fuego. En la
actualidad los troncones, casi todos procedentes de los cerezos
ambruneses y picotos (condenados estos a desaparecer), se recogen con
tractores o incluso con camiones. Los niños ya no van al campo a
recogerlos, sin duda es parte de esa esencia de la fiesta del fuego,
que poco a poco se va perdiendo con el paso de los años y que
únicamente quedará en el recuerdo.
Tornavacas
recogida de maderas viejas para el fuego
La competición entre los distintos barrios de Tornavacas es enorme.
Todos quieren hacer el fuego más grande, aún a riesgo de poner en
peligro algunas viviendas cercanas. Sin duda en la Plaza de la Iglesia
o en el Pilón es donde se hacen los fuegos más grandes, sin olvidar el
del Parador o el de la Calle Ancha, que, aunque no muy alto, siempre
ha sido muy ancho, gracias al espacio y amplitud de la calle en ese
trozo. Otros barrios, aunque no pueden hacer el fuego tan grande, sí
que tienen troncones para ello, pero se tienen que conformar con irlos
quemando a medida que el fuego desgasta los primeros troncones y
raíces amontonados. Toda la calle real de Tornavacas queda adornada
con las estructuras de madera, hechas con los troncones que el fuego
devorará en una noche mágica.
Tornavacas, vecinos colocando troncones para el fuego
Tornavacas,
fuegos a lo largo de la calle real de arriba
Por fin llega el día del fuego. El dos de mayo desde por la mañana se
va echando tierra en el lugar donde se hará la monumental hoguera, con
el objetivo que no dañe el pavimento de la propia calle. Según avanza
la tarde ya se nota el aire festivo, mientras tanto, las mujeres
adornan una cruz de madera con hiedra y flores, que se pondrá en la
puerta del mayordomo del barrio. Normalmente es el mayordomo o comisario de cada
barrio quien enciende el fuego, así lo hacía años atrás tío Demetrio
en el fuego de la plaza de la iglesia. Por otro lado, los hombres
comienzan a reunirse y poco a poco van juntando los troncones y
raíces, para construir la enorme estructura de madera. Los más grandes
se ponen de base y con esfuerzo se van apilando unos encima de otros.
Cuando la altura es considerable y la fuerza del hombre no alcanza, se
utilizan grúas para tal menester, pues las dimensiones de la
estructura ya son considerables y hay riesgo de derrumbe.
Tornavacas,
corona de hiedra y flores
Tornavacas,
fuego en la plaza de la iglesia
Cuando se va terminando de colocar los troncones y va cayendo la
tarde, el bullicio es enorme, todo el pueblo se revoluciona y la calle
es un hervidero de gente. Se terminan de revisar los últimos troncones
en la parte más alta de cada fuego y en la parte de abajo se ponen
unas encendajas, para después prenderlo. También se coloca una cruz de
madera en todo lo alto, adornando la estructura hecha con los troncos.
En algunos barrios coronan el fuego con alguna silla vieja, o algún
escaño antiguo de madera. Poco después, cuando ya va pardeando la
tarde, se procede a prender el fuego. Antiguamente hasta que no pasaba
la boyá (piara de cabras, compuesta por una o dos cabras, de cada uno
de los vecinos del pueblo, a las cuales guardaba un vecino de
Tornavacas y que se paraban en la puerta de su dueño, cuando volvían
por la tarde, para ser recogidas) por la calle del pueblo no se
prendían los fuegos, para evitar que se espantasen las cabras y
pudieran recogerse cada una a su redil.
Tornavacas,
interior del fuego
La noche ya quiere asomar y la tarde se despide. El mayordomo del
barrio enciende el fuego, el olor a humo se aprecia en el aire, y los
vecinos charlan sobre la construcción del fuego y sobre las
dimensiones de este, a la vez que se echa un trago de vino o de
gloria. Después en cada barrio se organiza un festín. El olor a carne
asada se palpa en el ambiente, y el vaso de vino corretea de mano en
mano a la vez que se da a probar a los visitantes y turistas que se
acercan a visitar Tornavacas. Los cantes acompañan al fuego, es un día
de fiesta y todo el pueblo participa.
Tornavacas,
fuegos en la calle real de arriba
Mientras todo esto ocurre, la magia del fuego envuelve
Tornavacas. El resplandor de las llamas en la noche convierte al
pueblo en una villa medieval. El viento mueve la humareda y las
chispas se escapan de los enormes troncones ardiendo, algunos se
desprenden de la estructura y caen al suelo envueltos en llamas. A
media noche las calles de Tornavacas ya están tomadas por el fuego y
dan al pueblo una imagen única, trasladando al visitante la sensación
de estar viviendo en otro tiempo.
Tornavacas,
fuegos a lo largo de la calle real de arriba
Tornavacas,
plaza de la iglesia
Los vecinos del pueblo recorren las calles visitando el fuego de otros
barrios y probando el ponche que se les ofrece en cada una de las
corromblas. Con el pueblo de Tornavacas envuelto en llamas, la noche
del dos de mayo se difumina entre el humo de los fuegos y el aire
serrano que baja desde el puerto, aportando ese frío tan típico en las
noches tornavaqueñas. Por la mañana solo quedarán los rescoldos de
algún troncón sin quemar, que son amontonados por los vecinos más
madrugadores, con el fin de terminar de quemar los restos de madera
que no se han consumido durante la noche.
Tornavacas,
rescoldos del fuego por la mañana
Así concluye esta fiesta única, ancestral y misteriosa en Tornavacas.
Una fiesta, que debería ser declarada de interés turístico, tanto por
su antigüedad y tradición, como por la singularidad y la parte mística
que encierra.
3 de mayo, día de la Cruz de santa Bárbara
"Por la Cruz la parra reluz… Y el lobo ve luz", decían los más antiguos de Tornavacas, refiriéndose a que ya se conoce la primavera en las parras, y los lobeznos abren los ojos en la lobera, por estas fechas.
Tornavacas,
cruz de santa Bárbara
La romería de la Cruz de santa Bárbara es una fiesta especial, única
y tradicional en Tornavacas. Después de la noche del fuego, los
tornavaqueños comienzan a preparar las viandas que se degustarán en
lo alto del monte. A la cimará del hoyo La Erita se divisa la enorme
Cruz. Un poco más arriba de la cruz, en cada uno de los tres
collados: saleras, hondo y cimero, todos los tornavaqueños se reúnen
para pasar un día festivo en el monte y disfrutar de su romería.
Tornavacas, hacia la ceremonia religiosa
"Que viva, que viva,
la cruz sacrosanta. (bis)
Que viva, que viva
y quien la llevó. (bis)
1.Venid, oh cristianos,
La cruz adoremos;
La cruz ensalcemos
Que al mundo salvó.
2.Oh cruz adorable,
Yo te amo y te adoro
Cual rico tesoro
De mi salvación.
3.Venid, fieles todos,
Besad con anhelo
La llave del cielo,
La cruz del Señor.
Que viva, que viva,
la cruz sacrosanta. (bis)
Que viva, que viva
y quien la llevó. (bis)
"
Canto a la cruz de santa Bárbara:
Mientras los hombres recogen leña y van preparando la lumbre para después asar la carne, las mujeres terminan de preparar la corona de flores que se pondrá en lo alto de la Cruz a la hora de la misa. Una vez preparado el altar, el párroco de Tornavacas celebra una misa. A ella acude la gente del pueblo que sentados en el suelo simulando un anfiteatro natural y con unas vistas únicas, tanto del Valle del Jerte como de la sierra de Tornavacas, escuchan con devoción. Cuando finaliza la misa, el párroco bendice los campos, se coloca la corona de flores en lo alto de la cruz y se da por concluida la ceremonia religiosa.
Tornavacas,
celebración de misa en la cruz
Durante todo el día, la charanga acompaña a los tornavaqueños en su
romería y se bailan pasodobles y jotas. Todo el mundo participa en
diversos juegos populares. Los más fuertes tiran de la soga, juegan
al hinca mocho o al tango, otros compiten en el juego del pincho o en
las carreras de sacos. Las mujeres por su parte saltan a la comba o
juegan a la goma. Los niños ya tienen su campo de fútbol improvisado,
con dos piedras se hacen las porterías y esquivan los robles cercanos
que también juegan con los chavales. La pureza del aire que baja de
la sierra propicia la actividad y el ejercicio en plena naturaleza.
Tornavacas
juegos populares, tirando de la soga
Tornavacas
juegos populares, el hinca mocho
El ambiente festivo se respira en el llano, los tornavaqueños han
hecho acopio de leña para la lumbre. Actualmente es el ayuntamiento
de Tornavacas quien se encarga de proveer de leña seca y cortada para hacer el
fuego. Años atrás, eran los propios tornavaqueños quienes segureja en
mano cortaban algunos robles para poder hacer fuego y asar carne a la
brasa. También se recogen tángalos secos del monte y escobones para
avivar y encender la lumbre. Las barbacoas echan humo y huele a carne
asada. Los más atrevidos preparan una paella, algunos tienen un jamón
colgado de un roble y van sacando tajadas. La bota del vino hace
ronda y el vaso de gloria tampoco para. Es un día especial.
Tornavacas
juegos populares, el pincho
Tornavacas
juegos populares, el tango
Después de la comida se pasea, se baila y se charla. Los juegos de
mesa también recrean la jornada festiva. Otros deciden ir hasta la
garganta de san Martín, para bajar la comida y refrescarse con el
agua limpia y clara que baja desde Castifrío, que aún conserva nieve
por estas fechas. Según avanza la tarde el vino y la gloria van
haciendo efecto, los cantes se suceden y las risas inundan el paraje
de montaña. La lumbre se atiza de nuevo, para preparar la merienda.
La brisa serrana se hace notar, el fresco de la sierra es otro
invitado más a la romería. Algo muy típico en la romería de la cruz,
llegando incluso a hacer frío algunos años o nevar, pese a estar ya
en el mes de mayo. Aunque esto es normal en Tornavacas, por algo es
un pueblo de montaña.
Tornavacas,
comida en la romería
Tornavacas,
juegos y baile
Con este ambiente festivo la tarde se va despidiendo y el sol se
empieza a ocultar por el fondo del valle. Los tornavaqueños recogen
los enseres y viandas que han sobrado y sacuden las mantas berrendas,
que durante todo el día han estado cubriendo el suelo. El día de la
cruz se ha pasado entre amigos y familia, la tradición un año más se
ha cumplido. Hasta el año que viene el monte de la cruz no volverá a
tener tanto alboroto, para cuando la gente de Tornavacas vuelva a
celebrar su romería.
Tornavacas,
cruz de santa Bárbara
4 comentarios:
Gran entrada, una fiesta tradicional que sin duda merece ser vivida cada año.
Lo bien que tiene que oler esa leña y el asado...
Saludos.
En la sociedad del consumo y la rapidez, es muy difícil que se mantengan arraigadas las tradiciones, aunque algunas de ellas si parecen resistir la vorágine de este tiempo. Esperemos que durante muchos años más. Las comidas hechas con leña, siempre saber mejor.
Muchas gracias Tejón, por tu comentario.
Un saludo
Un placer volver a asomarme a esta preciosa ventana que ofreces, Chalecú.¡Gracias!
Me alegro que te guste el blog, el contenido y las fotografías de Tornavacas.
Siempre es un placer el hecho de agradar a todos los visitantes que se acercan.
La ventana siempre está abierta, puedes seguir asomándote.
Muchas gracias "Desconocido", por tu comentario
Un saludo
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