domingo, 22 de octubre de 2023

Los dominios del buitre

El último eslabón en la sierra. Así se le puede catalogar a este gran necrófago. Especie misteriosa y sumamente valiosa en cualquier ecosistema.

Tornavacas buitre Leonado volando en la sierra
Tornavacas, buitre Leonado volando en la sierra

Ha sido el buitre en Tornavacas a lo largo de los años una especie reducida a lo más recóndito de la sierra. El hecho de que en nuestro pueblo se haya aprovechado para uso agrícola y ganadero todo el terreno por debajo del límite arbóreo y que desde ahí hasta nuestras cumbres la importante cabaña ganadera tuviera ocupado prácticamente todo el territorio, era el detonante de su reducido espacio de movimiento. Ni que decir tiene que en siglos pasados incluso se sembraba en cotas muy altas, solo hay que revisar algunos topónimos para comprobarlo: era del Cura, cuerda Cerro Pajar, huertos de Regajo Grande, huerta de la Serrá, huerteles de los Infiernillos, para comprobar hasta dónde sembraban nuestros antiguos ancestros tornavaqueños. Lo que demuestra que se aprovechaba prácticamente todo el terreno a excepción de los casqueros más escarpados.

Tornavacas casqueros en la sierra
Tornavacas, casquero con posaderos de buitres

Tornavacas casqueros en la sierra
Tornavacas, casquero en la sierra

La implacable mano del hombre contra todo lo que pudiera suponer un peligro o miedo, o simplemente no se le pudiera sacar rendimiento era otro hándicap importante para la vida del Buitre. Por ello se veían y se ven obligados a ocupar los lugares más ásperos e inaccesibles de la sierra de Tornavacas y por ende de toda la sierra de Gredos. Arriba ya casi en la cumbre donde únicamente hay canchales y algún carabón aislado y donde el acceso es más difícil o inalcanzable para el hombre es el hábitat propicio y seguro para este gran carroñero.

Tornavacas excrementos de buitre
Tornavacas, excrementos de buitre

Tornavacas posaderos con excrementos de buitre
Tornavacas, posaderos con excrementos de buitre

Tornavacas buitre Leonado en el nido
Tornavacas, buitre Leonado en un posadero

Hagamos un pequeño repaso a la historia reciente de Tornavacas y revivamos de la mejor manera posible la convivencia entre el buitre y el hombre en nuestro pueblo. Aunque pueda parecer extraño el hombre del campo tenía en los buitres un excelente aliado a la hora de anunciar alguna catástrofe, es decir, la pérdida de alguna res. Para aclarar este concepto, decir que tiempo atrás no había ningún tipo de tecnología a la hora de cuidar o vigilar el ganado en la sierra. Las alimañas siempre estaban atentas ante cualquier oportunidad. El lobo raro era el día que no preparaba alguna zalabardá, las tormentas tan frecuentes en la sierra una vez avanzado el verano también dejaban su huella en el ganado provocando la muerte de varias reses en la sierra cada año. El lobado y otras enfermedades diezmaban a veces de forma considerable las piaras sobre todo de vacas, que por entonces pastaban en la sierra de Tornavacas. Los enganches de las patas traseras de las vacas entre las piedras también eran y son un motivo muy frecuente de muerte del ganado que agosta cada verano en Tornavacas. Incluso subiendo a diario a la sierra a cuidar del ganado y conociendo el terreno casi como la palma de su mano, los ganaderos o quien se encargaba de su cuidado se ayudaban del buitre para detectar cualquier incidente sucedido a algún animal. Perder una vaca, un caballo o cualquier tipo de res por cualquiera de estos motivos, sin duda representaba un buen disgusto.

Tornavacas buitres comiendo carroña
Tornavacas, buitres sorprendidos comiendo carroña

Tornavacas vaca muerta en la sierra
Tornavacas, vaca muerta en la sierra

Tornavacas vaca muerta en la sierra
Tornavacas, restos de vaca comida por los buitres

Tornavacas vaca muerta en la sierra
Tornavacas, restos de vaca muerta a causa de un enganche

“Los pájaros te cantan enseguida dónde está la vaca muerta, a los pocos días ya han caído sobre ella y como te descuides solo encuentras el pellejo y los huesos. Los primeros que caen son los guarros y los buitres se conoce que ven a los cuervos y caen al momento. Los cuervos se comen los ojos y la lengua y a veces la empiezan por el culo, pero hasta que no llegan los buitres no la empiezan a vaciar. Hay veces que la dejan como un camellón ”.
Este es el relato real de alguno de los vaqueros o cabreros que vivían por aquellos años en la sierra de Tornavacas. Por entonces, si se descubría pronto el cadáver se subía con caballerías a por carne de la vaca muerta, para aprovechar todo lo que se pudiera. Eran tiempos de escasez y penuria, de modo que había que recoger todo lo posible para poder comer.

“Recuerdo una vez que se había muerto de lobado una vaca en los Asperones y nos dijeron que si queríamos ir a recoger la carne que se pudiera aprovechar porque según decían no afectaba a las personas. Subimos con la yegua del padre del Eduardo "el sopas", y otra bestia que no recuerdo de quién era. Llevábamos unos cuantos de sacos para bajar la carne en las bestias. Salimos antes de amanecer de aquí del pueblo y subimos por la Serrá para arriba, luego bajamos al puente de la Veguilla y pasamos la vaera. Cogimos la trocha de Melocotón y al llegar a la Lanchona estaba todo helado y no podíamos pasar. Tuvimos que echar sacos y terrones en el suelo para que las bestias no resbalasen, bueno y nosotros también porque había mucho hielo. Así pudimos pasar aquel cacho. Me acuerdo que las bestias resoplaban mucho porque les daba miedo pisar en los sacos que estaban encima del hielo. Luego ya fue mejor el camino, pero aquel trozo estaba mal para pasar. Cuando llegamos a donde estaba la vaca, ya la habían empezado los buitres. Había un montón de ellos y tuvimos que andar espantándolos y oye que se acercaban a nosotros cuando la estábamos destrazando. Lo que es el hambre que ni los bichos se espantan. Bajamos mucha carne en las dos bestias y tuvimos para mucho tiempo. Hicimos tasajos y chorizos con la carne de la vaca y echándolos buen avío de gordo quedan muy ricos. Esas eran las penas que pasábamos antes para poder comer”.

Por lo tanto, en algunos casos para el buitre únicamente quedaban los restos que el hombre no había podido aprovechar. Bien es cierto que ellos solían ser los primeros en degustar el manjar, pero si no estaban rápidos sabían que había otros también necesitados, aunque fuese el propio hombre. El hecho de ser un animal esquivo y misterioso, pues no se dejaban acercar al hombre propiciaba que éste sintiera curiosidad por su comportamiento. Era común entonces entre algunos de los vaqueros y cabreros capturar alguno de ellos por puro entretenimiento.

“¡Entonces era muy fácil cogerlos! Los preparaba un anzuelo de hierro, ahora tenía que ser fuerte el gancho que tú no sabes la fuerza que tiene un bicho de esos. Les ataba el anzuelo a un carabón o a un canchal y les ponía un cacho de carne en el gancho, y caían solitos. Se trabajan el hierro hasta los hígados y no creas que era fácil sacársele. Hay que ver los pedazos de carne que son capaces de tragarse esos bichos, no y no creas que se ahogan, que tienen unos tragaderos que pa qué. Aunque te liaras a garrotazos a ellos no les pasaba nada, escondían la cabeza entre las alas y como una piedra parecían. Y lo mal que huelen esos bichos! Como están todo el día entre las vacas muertas huelen a rayos. Encima en cuanto te arrimas a ellos, si no pueden volar bien porque tienen el buche lleno devuelven la comida y huele a podrido”.

Quizá el mejor indicador para evaluar la salud que tenía por aquel entonces la sierra de Tornavacas es saber que habitaban en ella tres de los grandes buitres que actualmente hay en la península: el buitre Leonado (Gyps fulvus), el buitre Negro (Aegypius monachus) y el Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). El más abundante ha sido y es el buitre Leonado, con verdaderas colonias y algunos nidos en lo más alto de la sierra. El buitre negro se deja ver con su característico plumaje, pero no hay constancia hasta la fecha de nidificación en Tornavacas. En cuanto al Quebrantahuesos hoy está desaparecido por completo. No muchos años atrás, vivía, habitaba y nidificaba en nuestra sierra. Sin duda un auténtico tesoro. El hecho que hubiera tantas cabezas de ganado en la sierra de Tornavacas proporcionaba alimento y regulaba la cadena trófica, propiciando que el ecosistema de alta montaña estuviese en completo y perfecto equilibrio.

“Estabas a lo mejor tan tranquilo sentado en algún canchal viendo las vacas y se escuchaban los golpes de los huesos que tiraban desde el aire y pegaban en alguna piedra y se partían. Al momento veías al pajarraco de caer en busca de los trozos y se los comía. Yo no sé, qué podían sacar de los huesos, pero así comían. En el canchal de los Gavilanes criaban todos los años. Allí con el casquero que hay era imposible subir a él, ni por abajo ni por arriba, así es que no les molestaba nadie y allí criaban”.

Relatos como estos escuchados de los propios protagonistas que tuvieron la oportunidad de vivir este tipo de momentos en la sierra demuestra cómo con los años se ha ido degradando el ecosistema y por ende el conjunto de la sierra.

Tornavacas hueso de vaca comida por los buitres
Tornavacas, hueso de vaca comida por los buitres

Tornavacas hueso de vaca comida por los buitres
Tornavacas, restos de vaca comida por los buitres

Tornavacas restos de una vaca comida por los buitres
Tornavacas, restos de vaca comida por los buitres

Tornavacas cabra montés muerta en el agua
Tornavacas, cabra montés muerta en el agua

Tornavacas cabra doméstica muerta
Tornavacas, cabra doméstica muerta

La extraordinaria labor que ejercen los buitres al final de la cadena alimentaria aporta higiene y limpieza a la sierra y con ello a todos sus moradores. También al hombre, puesto que los cadáveres putrefactos en los cursos de agua pueden dar lugar a epidemias o enfermedades. Pero para eso están los buitres, para hacer esa labor impagable de limpiar de cadáveres la sierra, mantener limpio el entorno y actuar como benefactores de la salud y de la humanidad. Pero claro, el hombre no repara en los beneficios que nos proporcionan ese tipo de especies. Estudios recientes realizados en la India han comprobado que desde los años 90 hasta principios de los años 2000, el número de buitres descendió alarmantemente. La causa no era otra que el uso de diclofenaco, un fármaco antiinflamatorio utilizado por los granjeros y que se aplicó al ganado, sobre todo a las vacas. Este fármaco es en teoría inofensivo para el hombre y para las vacas, pero a los buitres que consumieron carne de animales que habían sido tratados con él les provocaba la muerte en cuestión de semanas. Al descender el número de buitres los cadáveres atraían a perros y ratas portadores de rabia y otras enfermedades de las que sí se han contagiado los humanos. La pérdida en el número de buitres y la propagación de estas enfermedades provocadas por las ratas y perros provocó la muerte de muchas personas (Fuente The Economist).

Tornavacas vacas pastando en la sierra
Tornavacas, vacas pastando en el Tejaíllo

Tornavacas vacas pastando en la sierra
Tornavacas, vacas pastando en la Angostura

Tornavacas ganado pastando en la sierra
Tornavacas, ganado pastando en las Estalamancas

El buitre es una especie clave dentro del ecosistema. Es el último eslabón de la cadena alimentaria y son absolutamente imprescindibles para asegurar la calidad e higiene en el entorno, pues se encargan de hacer desaparecer todos los cadáveres y restos que pueden contaminar las aguas y provocar plagas y enfermedades. El descenso de la cabaña ganadera en la sierra de Tornavacas unido a la falta de relevo generacional en la dura labor del cuidado y mantenimiento del ganado en la alta montaña, puede ser un factor determinante en la conservación del buitre. Bien es cierto que actualmente en toda la sierra de Gredos hay otras especies como la cabra montés (Capra pyrenaica victoriae), que están ocupando el lugar que antaño pastaban caballos, cabras y vacas en la sierra, y pueden proporcionar alimento a esta especie emblemática. Esperemos que la silueta de esta gran ave perdure para siempre coronando nuestras cumbres y aportando ese halo de misterio que la caracteriza.


Tornavacas, buitres en la sierra


sábado, 8 de abril de 2023

Lágrimas de Nieve

No cabe duda de que estamos viviendo tiempos atípicos sobre todo en cuanto al clima se refiere. Por estas fechas siendo aún primeros de abril y cuando apenas hemos dejado atrás el invierno la sierra de Tornavacas está “limpia” de nieve. Siguiendo la tendencia de expertos climáticos, medios de comunicación y opiniones de todo tipo, podríamos asociarlo al cambio climático. Es posible que algo tenga que ver, no seré yo quien ponga en duda tales afirmaciones. Aunque también es posible que estemos atravesando una etapa más cálida en el clima. La vida del ser humano es demasiado corta como para apreciar esos cambios en las distintas fases climáticas. Es probable que aún no haya suficientes registros y datos, para poder contrastar y valorar el episodio actual. A medida que vayan pasando los años, décadas y quizá siglos, los humanos del futuro podrán verificar a qué es debido este cambio en el clima. En Tornavacas años atrás el clima no era muy distinto al actual, según los relatos escuchados de nuestros mayores, y que también estamos percibiendo en esta nuestra época. Cierto es que ahora los inviernos son más suaves y el verano se alarga más de lo debido, que unido a la ausencia de precipitaciones, provoca que el agua sea un bien cada vez más demandado y escaso. Nuestros ancestros ya nos hablaron de años excesivamente secos en Tornavacas, en los que tuvieron que hacer pequeñas presas y detenederos en el río para poder regar en verano. También nos relataron la penurias que sufrieron con los intensos y continuos nevazos que caían en Tornavacas. Por lo tanto, debemos ser cautos, pese a la gravedad, a la hora de valorar y exponer nuestros argumentos sobre el clima actual.


Tornavacas narcisos floridos en la sierra
Tornavacas, narcisos floridos en la sierra


Tornavacas bloques de granito en la sierra
Tornavacas, canchales Negros de las Estalamancas


Tornavacas pared vertical de granito
Tornavacas, canchales Negros de las Estalamancas


Tornavacas nevero en la sierra
Tornavacas, pequeño nevero en las Estalamancas


Tornavacas nevero en la sierra
Tornavacas, pequeño nevero en el Tejaíllo


Tornavacas nevero en la sierra
Tornavacas, panorámica desde la Plaza el Losal en el Tejaíllo


Es indudable que el hecho de que no haya apenas nada de nieve en la sierra de Tornavacas por estas fechas es una anomalía preocupante. Cada vez es más frecuente que transcurra el invierno sin atemperar el terreno y sin cubrir con su belleza nuestras cumbres. Más raro aún si cabe, es que durante el pasado invierno las temperaturas hayan sido tan bajas, como hacía bastantes años que no se veían en nuestro pueblo, cristalizando los torrentes, las fuentes y los arroyos, tal y como me comentaba alguno de nuestros paisanos tornavaqueños.
Enero de 2023: “¡Hacía muchos años que no se veía la fuente los Sapos así, hecha un pandero con tanto hielo! ¡Pero muchos años! Desde cuando yo era chico no la había vuelto a ver así. ¡No, este invierno ha hecho frío de cojones! Lo malo es que ha pillado a la sierra sin gota de nieve”.
He aquí un relato de lo atípico que ha sido el invierno pasado, en el que ha hecho mucho frío con bastantes heladas nocturnas, pero en el que no ha nevado o no ha llovido lo suficiente, como para que ahora en primavera la nieve aún deslumbrara en la sierra y se escuchase el rugir de las gargantas con el deshielo primaveral. El aire lo ha dejado todo abrasado y la escasez de precipitaciones durante buena parte del invierno y lo que llevamos de primavera, ha propiciado que el río y las gargantas de Tornavacas lleven un caudal mínimo, cuando deberían ir con alegría y pureza valle abajo. Este invierno prácticamente apenas ha nevado en la sierra de Tornavacas. Donde debería haber tres o cuatro metros de nieve por estas fechas, hoy no hay nada. Los pequeños neveros que hay se esconden del sol intentando alargar sus días y desprenden lágrimas de nieve , pues parecen llorar y nos auguran un verano incierto. Esto unido a la sequía crónica que empezamos a padecer en España, traerá problemas para el campo, también en Tornavacas, pese a ser un enclave propicio para las precipitaciones y la abundancia de agua. Sin ninguna duda, uno de nuestros mayores tesoros.

Tornavacas, el Torreón con poca nieve
Tornavacas, el Torreón casi sin nieve, 05/04/2023


Tornavacas nieve en el Torreón
Tornavacas, el Torreón tapado de nieve, 27/03/2018


Tornavacas, laguna Negra del Tejaíllo
Tornavacas, laguna Negra en el Tejaíllo, 05/04/2023


Tornavacas, laguna Negra tapada de nieve
Tornavacas, laguna Negra en el Tejaíllo tapada de nieve, 27/03/2018


El agua es el motor de todo y lo que nos da la vida. La nieve que otros años aguantaba hasta el verano en nuestra sierra es el alimento de nuestras gargantas. Todavía puede nevar y si se cumple el refrán de nuestros mayores: "el que vea culebras antes del 20 de abril, bajará la nieve hasta allí", algo aliviará la situación.

Tornavacas, culebra en Beceas 05/04/2023
Tornavacas, culebra en Beceas, 05/04/2023


El principal problema es que aunque nieve de nuevo y se cubra nuestra sierra, las temperaturas por estas fechas ya son muy altas, y derretirán el preciado tesoro. Cada vez es más frecuente comprobar temperaturas inusualmente elevadas en Tornavacas, incluso arriba en la sierra. Esperemos que estos episodios que estamos viviendo en la actualidad únicamente sean etapas más cálidas en el clima y que la nieve vuelva como antaño a embellecer nuestra sierra.

Tornavacas, cima del Torreón sin nieve, 05/04/2023
Tornavacas, cima del Torreón sin nieve, 05/04/2023


Tornavacas, cima del Torreón nevado, 27/03/2018
Tornavacas, cima del Torreón con nieve, 27/03/2018


Tornavacas, las Lagunillas en el Tejaíllo, 05/04/2023
Tornavacas, las Lagunillas en el Tejaíllo, 05/04/2023


Tornavacas, las Lagunillas en el Tejaíllo, 27/03/2018
Tornavacas, las Lagunillas en el Tejaíllo, 27/03/2018


Tornavacas, el Tejaíllo nevado, 27/03/2018
Tornavacas, las Lagunillas en el Tejaíllo, 27/03/2018


Tornavacas, el Tejaíllo nevado, 27/03/2018
Tornavacas, nieve en el Tejaíllo, 27/03/2018


Tornavacas, panorámica de la sierra con nieve, 18/03/2018
Tornavacas, panorámica de la sierra con nieve, 18/03/2018


Tornavacas, vértice geodésico del Calvitero, 27/03/2018
Tornavacas, vértice geodésico del Calvitero, 27/03/2018


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Los oficios perdidos

Vendimia, Cubetos, Tinajas, Banastas y Camellones 

“Hay tres días en el año que relucen más que el sol, la matanza, la vendimia y el día del estrujón”.

Tornavacas parra con uva en otoño
Tornavacas, parra con uva en otoño


Tornavacas haciendo aguardiente
Tornavacas, envasando aguardiente recién hecho


Tornavacas bodega con cubeto
Tornavacas, en la bodega haciendo la pitarra


El frescor nocturno junto con el cambio en el mobiliario y enseres en la calle de Real de Tornavacas indicaba la llegada de otra época. Se atalantaba la bodega apartando trastos viejos y quitando alguna telaraña, y los cubetos y camellones ensebados en los patios o en la propia bodega, ocupaban días después los rincones de la calle. El entretenimiento durante la noche estaba asegurado para los niños. Recorrer la calle quitando los tapones de corcho de los muchos cubetos que había a lo largo de la misma, era tarea casi obligatoria.

Tornavacas cubeto en la calle
Tornavacas, cubeto en la calle lleno de agua


Tornavacas camellón y banastas en la calle
Tornavacas, camellón y banastas en la calle


¡Veisos de aquí demás a hacer mal y daños a otro sitio!
Espetaba alguno de los muchos vecinos de Tornavacas que tenían preparados todos los aperos para vendimiar durante la toñá. Y al que una vez vaciado su cubeto le tocaba volver a rellenarlo de agua, con el objetivo de hinchar la madera y que no rezumase cuando estuviera lleno de caldo cociendo y fermentando.
¿Qué te crees Eloy, que has llenado alguna barriga?
Preguntaba Silvi “el Rampío” al descubrir la zalabardá y ver que ya le habíamos vaciado el cubeto en su propia puerta y con él mismo como vigilante detrás del portón. La carrera desde la puentecilla hasta la calleja del tinte estaba asegurada y el miedo era latente por la silueta de Silvi que nos perseguía por detrás. Al día siguiente o varios días después, tocaba ir a su casa a comprarle los riquísimos abridores que cosechaba, vendía y quileaba en la romana de plato, eso sí, siempre con la puerta del patio abierta y con los ojos sobre él, por si tomaba represalias. ¡Qué angustia era ir a ese recado!

Tornavacas bodega típica
Tornavacas, bodega típica con aperos de la vendimia


Tornavacas bodega típica
Tornavacas, tinajas y cubetos en la bodega


Tornavacas rebosadero de bodega
Tornavacas, canalización hacia la calle desde la bodega para expulsar los sobrantes de vino en el caso de que rebosaran las cubas o las tinajas


Mientras tanto las tardes se acortaban al compás que las noches iban creciendo. Las herraduras de las caballerías resonaban en la calle y las banastas se retorcían por el peso de la uva en los lomos de las bestias. Tremendo descanso para el animal que cedía el testigo a los valientes tornavaqueños que cargaban en sus hombros las banastas desde el caballo hasta algún rincón del patio que ya olía a mosto por las uvas estripadas durante el transporte. Así iba transcurriendo el otoño sin más entretenimiento que el amor de la lumbre, esa que tanta compañía daba en la velá.
Aunque la belleza del otoño en Tornavacas sigue siendo deslumbrante, esa otra belleza, la de los oficios perdidos ha desaparecido de la estampa del pueblo. El oficio de pisar la uva en el camellón, hacer la pitarra en las enormes cubas de hasta 200 cántaros, limpiar las tinajas de barro y estar al cuidado para que no rebosaran y hacer después el aguardiente, va quedando en el recuerdo.
“Antiguamente hasta que no pasaba la feria de octubre, no se empezaba a vendimiar en el pueblo, y nos tirábamos más de un mes vendimiando y pisando la uva en casa de la tía Marciana”.

Tornavacas pisando uva en el camellón
Tornavacas, pisando uva en el camellón


Tornavacas haciendo aguardiente
Tornavacas, preparando el alambique


El cambio generacional unido a la modernización en la sociedad arrastra al olvido parte de esa cultura de pueblo. Esto junto al abandono y deterioro de todos esos utensilios asociados a la vendimia y al otoño está provocando una irreparable pérdida patrimonial en Tornavacas. Las viejas bodegas poco a poco van desapareciendo y con ellas todo tipo de enseres, que directamente se queman, se venden o se pudren en la humedad de la bodega apoyados en los poínos y viviendo en una silenciosa y continua penumbra. Enseres que deberían cuidarse, restaurarse y documentarse en alguna casa museo. La casa del tinte hubiera sido un extraordinario museo etnográfico tornavaqueño, en el que se pudiera mostrar si no todo, al menos una parte de nuestras tradiciones, cultura y oficios más recientes. Antes de que desaparezcan por completo. Las bodegas sotorrizas que aún quedan en Tornavacas, sin duda un auténtico tesoro, igualmente deberían conservarse y restaurarse como parte de ese legado y de ese patrimonio tornavaqueño antes de que se pierdan para siempre.

Tornavacas bodega sotorriza
Tornavacas, saliendo de la bodega sotorriza


Tornavacas interior de bodega sotorriza
Tornavacas, tinajas en la bodega sotorriza


Tornavacas entrada a la bodega sotorriza
Tornavacas, entrada a la bodega sotorriza


En la sociedad actual sin tiempo para nada, vamos viendo cómo lentamente sin darnos cuenta desaparecen vestigios de ese otro tiempo. Pasado no tan lejano y enormemente rico. Acervo cultural y tradicional que forma parte de las raíces de un pueblo. Si no ponemos remedio a esto, estamos condenados al olvido. A no saber en pocos años qué hacían nuestros ancestros tornavaqueños, a qué se dedicaban, o por qué tenían ese diseño algunas casas del pueblo.

Tornavacas bodega típica
Tornavacas, cubetos y camellón en la bodega


Tornavacas prensa en la bodega
Tornavacas, prensa y enseres en la bodega


Aún hay tiempo de revertir la situación. Es cuestión de voluntad, actitud y sobre todo mirar por el bien común de Tornavacas, en este y en todos sus aspectos. La propuesta de construir un museo etnográfico en Tornavacas, en alguna de las casas más típicas que aún quedan en el pueblo se puede valorar por parte del ayuntamiento, asociaciones y de todos y cada uno de los tornavaqueños. Sin duda, sería una extraordinaria noticia para Tornavacas.

Tornavacas haciendo aguardiente
Tornavacas, haciendo aguardiente


Tornavacas alambique en el fuego
Tornavacas, alambique en el fuego


Tornavacas prensa en la bodega
Tornavacas, prensa en la bodega


Tornavacas tinaja de barro
Tornavacas, tinaja de barro para el vino